martes, 18 de mayo de 2010

JOSE LUIS ALVAREZ. El asesinato político de ZP

Estimados amigos y amigas.
He leído con mucha atención este artículo de José Luis Álvarez, publicado en el diario El País ayer. He querido compartirlo con vosotros, aunque quede un poco largo, pero creo que nos vendrá bien desde cualquier posición ideológica o actitud personal, tomar nota de este análisis, no sólo quedándonos con los que más nos agrada porque coincide con nuestro pensamiento, sino en su total contexto que, opino, es una buena lección sobre Zapatero, la realidad y nosotros mismos.


Espero como siempre vuestra opinión, un abrazo.

Las sociedades primitivas, en momentos de desconcierto o terror, cuando la escasez de recursos provoca la lucha entre sus distintos grupos de manera que la supervivencia de toda la comunidad está en juego, reaccionan de modo unitario, seleccionando y asesinando a un chivo expiatorio. En el ritual común de violencia, las ilusiones se unifican y renuevan con la esperanza de que, eliminada la encarnación personalizada del desastre o amenaza, todo volverá a la normalidad.
Por supuesto, son fantasías. Como decía Freud, nunca a las sociedades en pánico, incluidas las contemporáneas, les ha importado más la verdad que las ilusiones. Cuando los seres humanos sentimos miedo, o creemos amenazadas nuestras propiedades, empleos o salarios, o cuando nos damos cuenta de que los perjudicados vamos a ser nosotros y no otros (mercado laboral dual), o tanto nosotros como los otros (así funcionarios como trabajadores sin empleo asegurado), la adrenalina se adueña de nuestra fisiología, los grupos se transforman en masas, existe unanimidad en la demonización de un personaje, incluso por miembros de su propia tribu (y la de Zapatero ha sido últimamente más la de los sindicatos que su propio partido), y tienen finalmente lugar ceremonias primitivas como la elección y sacrificio de un chivo expiatorio. Pero el asesinato político y simbólico de Zapatero será irrelevante para enfrentarse a la crisis. El día después de la liturgia sacrificial será idéntico al anterior, porque nada importante depende ya de una persona sola o de un líder, la superchería más persistente de la política contemporánea.
Zapatero ha cometido graves errores que lo convierten motu proprio en el candidato sacrificial ideal. Uno fue personalizar a tal extremo la opción socialista, sustituyendo la marca PSOE por la suya propia, y acumular tal poder en su persona, que se ha convertido en el objetivo obvio a batir. Otro desacierto ha sido la afasia ideológica en el terreno económico. Discurso inexistente con Solbes y también cuando Zapatero mismo ha llevado de facto las riendas de la economía. En los últimos meses se ha limitado a un "no pasarán" en defensa de los derechos sociales. Y "han pasado", en asedio corto y fácil. Difícilmente podrá la izquierda asimilar una herida en su autoestima como ésta, sin externalizarla en agresividad hacia un culpable.
Pero es el contenido peculiar de la conexión de Zapatero con su electorado lo que puede provocar una mayor virulencia en su contra. La propuesta de valor electoral de Zapatero fue, al principio, de contraste: no ser Aznar en estilo de liderazgo, y el "optimismo antropológico" como meta-ideología frente al pesimismo hobbesiano de la derecha. Y esta oferta política fue suficiente hasta la crisis económica, porque la actitud vital buenista, inocente, de Zapatero encarna los valores de muchos españoles que no pertenecen a las clases medias-altas. La vinculación de Zapatero con su electorado ha sido identitaria, de ingenuidad compartida, no detallada ideológica o programáticamente.
En Billy Budd, Herman Melville relata la historia de un bello e ingenuo marinero que, cuando no responde a las fantasías que otros habían proyectado sobre él, acaba concitando sus energías negativas. Brusco en sus reacciones y con problemas de expresión en momentos de tensión, Billy Budd acaba siendo ejecutado. Nada causa mayor decepción y agresividad que apercibirse que aquel que se pensaba compartía nuestra identidad no es tal. La forma en que Zapatero anunció las medidas anticrisis en el Congreso tendrá graves consecuencias para su persona política. El presidente no enmarcó emocionalmente su cambio de políticas básicas, lo que era imprescindible dada su particular vinculación con sus electores. Como Billy Budd estuvo mudo respecto a cuestiones que tenía que haber respondido para mantener su identidad: ¿cuánto le ha costado anímicamente tomar estas decisiones?, ¿en quién pensaba mientras las adoptaba?, ¿por quién y por qué le dolían?, ¿qué esperanza da?, ¿quiénes son los suyos, los que realmente le importan?, ¿dónde está la justicia?, ¿por qué trata igual a todos los ciudadanos cuando todos no son iguales?, ¿en qué son sus medidas diferentes en tiempo y contenido de las que hubiera promulgado Rajoy? En el Congreso, Zapatero rompió la conexión personal con sus electores. El qué y el cómo de su discurso lo podría haber transmitido perfectamente Campa, el secretario de Estado de Economía. Zapatero se despersonalizó. Y la despersonalización es un requisito previo a la eliminación.
En el caso de Zapatero, lo que los anglosajones llaman "character assassination" ya estaba en marcha mucho antes de esta semana, pero se acelerará tras el desastre de su intervención en el Congreso. Sin embargo, lo que está en juego es mucho más que la peripecia personal del presidente: es la calidad de nuestra democracia y el destino de las opciones políticas progresistas.
La caída de Zapatero y del partido en el Gobierno supondría un episodio más de una serie de transiciones fallidas. Se forzó el final de Suárez, nuestro primer chivo expiatorio en democracia, se redujo a Calvo Sotelo a la irrelevancia, y se tensó el sistema democrático al máximo en el intento de que González se retirase motu proprio, o para eliminarlo políticamente por otras vías, como la judicial. Aznar se convirtió en 2004 en nuestro segundo chivo expiatorio -qué terrible debió ser su herida narcisista- en un contexto súbito e inesperado de desconcierto emocional que le llevó a perder las elecciones (la derrota fue suya, no de Rajoy). Los lamentables finales de nuestros presidentes señalan, excepto para Aznar, que la democracia española tiene todavía mucho de superestructura y que, cuando deja de ser funcional a las élites y grupos de presión, estos ponen en marcha mecanismos distintos de los estrictamente electorales para acelerar cambios de ciclo.
Es por eso que la cuestión política más importante es siempre la sucesión. El legado de los presidentes españoles no se consolida en lo que ellos hacen si no en lo que consiguen sus sucesores. Es decir, es un problema de ciclos políticos, no de dirigentes concretos. El presidente Zapatero desoyó voces que le advertían hace meses de que la sucesión era ya su reto principal -de hecho el único sobre el que tiene todavía influencia, ya que la economía se ha fugado de la política nacional-.
Hay otra cuestión todavía más importante en juego. Zapatero es el presidente español que más disfruta de la acción política, que mejor encarna el prototipo del político puro. Quizás con excesivos tactismos y frivolidades, pero lo ha representado con gran eficacia. Tuvo el gran mérito de sobrevivir una primera legislatura en la que, excepto el Gobierno, todo el resto del poder en España estaba en manos del PP. Zapatero ha sido, con Aznar, el presidente más fiel a sus ideales, que fue capaz de avanzar en temas de derechos civiles y sociales. Descabalgarlo prematuramente, por presión mediática, política, o por ecos populistas más o menos histéricos, debilitaría la virtualidad de la política como mecanismo estable de acceso y permanencia en el poder, especialmente cuando la alternativa conservadora actual a Zapatero es esencialmente anti política: la mera administración de las cosas -o su mero registro, podríamos decir pensando en Rajoy- o una democracia con la judicatura convertida en tercera cámara.
¿Qué pueden hacer la izquierda y los sindicatos en esta tesitura? Les será muy difícil balancear la presión sobre el presidente para que las medidas contra la crisis no sean meramente de técnica económica, sino de política económica, con la necesidad de ayudarle ante el acoso sin límites al que le someterá la derecha, cuyo objetivo no es, por supuesto, Zapatero, sino la izquierda en su conjunto. Tienen que recordar que toda personalización de la crisis en Zapatero, así como toda impresión de unanimidad en su contra, juega, en el medio plazo, contra ellos mismos. Paradójicamente, cuando la sucesión de Zapatero es todavía más importante que hace meses, proteger al presidente para que no se convierta en chivo expiatorio, de unos interesadamente, de otros ciegamente, se debe convertir en prioridad de la izquierda. No por él. Por ella misma.

José Luis Álvarez es doctor en Sociología por la Universidad de Harvard y profesor de ESADE.

15 comentarios:

José María Ante Luna dijo...

Sra Calero queria felicitarla por
publicar este artículo tan oportuno
como profundo, le agradezco
que nos haga meditar sobre este
tribalismo feroz de nuestra sociedad que busca chivos expiatorios.

José María Ante Luna

Dr Jaume Llordis Muntaner dijo...

Excelente artículo que me ha dejado
muchas enseñanzas y reflexiones.
Gracias por la gentileza
de publicarlo en horas tan confusas
y de tanto ruido mediático.

Saludos y enhorabuena

Dr Jaume Llordis Muntaner

Francisco Peñalver Osorio dijo...

Rivalidad mimética es la propensión extrema de los seres humanos a entrar en conflicto con el prójimo al que se toma como modelo, y surge del deseo de apropiarse de sus bienes, pareja o fortuna. Deseo mimético no es sinónimo de apetito fisiológico o sexual. Para que surja tiene que haber un modelo al que se quiere imitar. La violencia consecuente es disparada por la frustración del deseo no consumado; su contexto generalmente es una crisis en la comunidad a causa de hambrunas, catástrofes naturales, epidemias, etc. Esta dinámica empieza con la mutua observación de dos grupos; en cuanto uno de ellos desea apropiarse de un objeto, el otro lo imita. Muy pronto se hallan en presencia de dos deseos en vez de uno, deseos que rivalizan, pues se dirigen al mismo objeto, el cual pasa a un plano secundario en cuanto la violencia aumenta.
La escalada de violencia sólo es frenada por la unánime elección de un chivo expiatorio al que se considera la causa del desorden. El sacrificio del chivo expiatorio pone fin a la crisis por el hecho de que su elección es unánime. Ahora bien, si las rivalidades vuelven a empezar después de cada conclusión sacrificial es porque siempre aparecen nuevos objetos que suscitan nuevos deseos, los cuales provocan a su vez nuevas rivalidades que son calmadas a través de nuevos sacrificios, práctica que puede permanecer indecisa durante mucho tiempo, pero que siempre acaba inclinando la balanza a favor de los dioses.

saludos

Francisco Peñalver Osorio

Ana Mestre Podestá dijo...

La teoría del chivo expiatorio
aplicada a Zapatero me parece
genial
Es un acierto este análisis,
que agradezco porque me arroja
algo de luz a mi falta de entendimiento y a mi propia inseguridad.

Saludos

Ana Mestre Podestá

Pedro Maraña Gasmendia dijo...

Excelente señora Calero.
Ni los errores ni los aciertos
de Zapatero justifican su demonizacion.
Este acoso a Zapatero es signo
de terror y ceguera política.
Ya pasó en Inglaterra con Gordon
Brown.
He aprendido mucho leyendo el
texto que usted nos proporciona.
Un saludo de un fiel seguidor

Pedro Maraña Gasmendia

Laura Valero Comas dijo...

Cuando uno está en un oscuro tunel
de perplejidades, leer un blpg como
el suyo y un artículo como el que
usted nos trae, permite comprender
nuestro primitivismo antropofágico.
Gracias

Laura Valero Comas

Miguel Uriarte Jovellanos dijo...

Excelente y a la altura de su blog
Saludos

Miguel Uriarte Jovellanos

Jordi Puigcervere dijo...

Leyendo su blog me he dado cuenta
de mi tribalismo sacrificial.
Es tremendo arremeter hasta el
sacrificio con alguien que
ha sido tan honesto en sus aciertos
como en sus fallos.
Zapatero no se lo merece

Jordi Puigcervere

Manuel Oteiza Gilabert dijo...

Me parece fundamental llamarse
a un pensamiento reflexivo en
horas tan oscuras donde la derecha
quiere dar el golpe a toda costa.

Muchas gracias señora Calero.
Un aporte lleno de matices, de
sugerentes ideas que no se terminan
ni hoy ni mañana, sino que hacen
a nuestro salvajismo como sociedad

Manuel Oteiza Gilabert

Manuel Oteiza Gilabert dijo...

Me parece fundamental llamarse
a un pensamiento reflexivo en
horas tan oscuras donde la derecha
quiere dar el golpe a toda costa.

Muchas gracias señora Calero.
Un aporte lleno de matices, de
sugerentes ideas que no se terminan
ni hoy ni mañana, sino que hacen
a nuestro salvajismo como sociedad

Manuel Oteiza Gilabert

Bernardo de Yrigoyen dijo...

Un muy buen artículo. Es lo que nos hace falta. Esa mirada externa que nos ponga en el lugar que realmente estamos. Con gran inteligencia a subrayado unos párrafos más que significativos. Yo pondría en negrita algunos más, pero con esos, ya tenemos bastente para pensar ¿pensamos? ¿O reaccionamos primitivamente?
Gracias.

TANGO dijo...

Gracias Señora Gloria por su aporte a la salud mental de España. Me imagino que será usted la psiquiatra de su ciudad. Que orgullo para su pueblo tenerla. Gracias por este aporte, que como he leído, nos ha venido bien a muchos. Y para su tranquilidad, ya somos mucho más que dos. Y no es poligamia, es un movimiento social que se está gestando y que espero termine viendo la realidad tal cual es y no como nos la quiere hacer ver la derecha. Un abrazo.

Ines Lizarraga Bellocq dijo...

La sentencia del Tribunal Supremo que el 12 de mayo obligó a reabrir el caso de los trajes ha dado un empujón a Francisco Camps no sólo hacia el banquillo de los acusados sino hacia una eventual condena por soborno tras aceptar regalos de la trama Gürtel. El fallo, cuyo contenido íntegro se conoció ayer, afirma lo siguiente: "Los regalos de las prendas de vestir aparentemente se hicieron de forma repetida, con aparente opacidad y sin que en este momento conste otra justificación que la atención a la función pública desempeñada por sus perceptores". Y en eso, exactamente, en aceptar regalos ofrecidos en consideración al cargo que ocupa el obsequiado, consiste el delito de cohecho pasivo impropio, tipificado en el artículo 426 del Código Penal. Tras la reapertura, el juez instructor, José Flors, continuará ahora los trámites para que un jurado juzgue a Camps.Dictada de modo unánime por la Sala de lo Penal del Supremo, la sentencia desbarata uno por uno los argumentos del Tribunal Superior de Valencia (TSJCV), que en agosto de 2009 cerró el caso en falso gracias al voto de su presidente y juez amigo de Camps, Juan Luis de la Rúa. Para avalar su decisión, el TSJCV invocó distintas sentencias previas del Supremo. "Ninguna de ellas sirve de verdadero sustento a la decisión de instancia", recrimina ahora el alto tribunal, que deja así en pésimo lugar la pericia jurídica del TSJCV y de su presidente.

El TSJCV ni siquiera discutió que los trajes constituían un regalo de Orange Market. Simplemente, adujo que no existía relación causal entre el cargo público que ostentaban quienes los recibieron y la decisión de la empresa de obsequiarles con ropa. Pero, como ahora viene a sostener el Supremo, ningún dato permite pensar que Orange Market, la marca levantina de la red corrupta y adjudicataria de contratos públicos por más de 14 millones de euros, habría regalado trajes a Camps de no mediar su condición de máximo responsable del Gobierno valenciano. "Para el cohecho pasivo impropio dictamina la sentencia basta con la aceptación de un regalo entregado en consideración a la función o cargo desempeñado".
Frente a quienes minimizan la trascendencia del asunto basándose en el escaso coste de los regalos 12.783 euros, en lo que concierne a Camps, el Supremo mantiene que da igual si se habla de dádiva o regalo. "No podemos olvidar cuál es el bien jurídico protegido por el delito de cohecho en general, que no es otro que preservar la apariencia de imparcialidad, neutralidad y sujeción a la ley", sentencia.

El fallo empeora las cosas para el jefe de la Generalitat valenciana, cuyo partido se ha afanado infructuosamente estos días en transmitir que Camps no está imputado. El tribunal liquida de un plumazo el argumentario conservador: antes del cerrojazo del Tribunal Superior de Valencia (TSJCV), sobre Camps ya pesaba una "imputación judicial equivalente al procesamiento", dice el fallo.Y hay más: el vicesecretario general del PP, Esteban González Pons, llegó a sostener que, tras negarse a admitir una querella contra la presidenta del Constitucional por aceptar una "dádiva", el Supremo no podía reabrir el caso Camps. El alto tribunal da un revolcón a Pons al precisar que lo ocurrido conCasas, que recibió un premio en metálico ofrecido con publicidad y en homenaje a su trayectoria profesional, en nada se parece al caso de los trajes
Ines Lizarraga Bellocq

Gloria Calero dijo...

Estimados amigos y amigas:
Alegría, mucha alegría es el sentimiento que me embarga al leer e incluso releer vuestros comentarios al excelente articulo de José Luis Álvarez que estamos compartiendo en este Blog. Me gustaría que lo hagan circular de familiar a familiar, de amigo a amigo, creo que nos hará bien a todos y todas. Estoy convencida que tenemos que hacer un gran esfuerzo para impedir estas ceremonias primitivas como la elección y sacrificio de un chivo expiatorio. Y no lo digo por Zapatero, que pasará antes o después, sino por la gravedad de este hecho: “lo que está en juego es mucho más que la peripecia personal del presidente: es la calidad de nuestra democracia y el destino de las opciones políticas progresistas”.
Es inaceptable lo que está ocurriendo.
Ante un gobierno, que en el marco de una globalización atiborrada de intereses y atestada de poderes insaciables, trata por todos los medios de que salgamos de esta crisis con la menor fractura social posible, con sombras y luces, ¡de acuerdo! pero ACTUANDO con un gran esfuerzo, las fuerzas oscuras de la derecha neoliberal, se organizan y presionan, sin ofrecer NADA, van por la calle libremente, gozan de los mismos derechos –a veces más-, ríen y ríen sin sentido, están exultantes y orgullosos de lo que han conseguido, LA DEMONIZACION DE ZAPATERO, cuando llevan a cuestas una masa de corrupción sobre sus actos que valdrían una enérgica y contundente sanción social.
Si buscan en este mismo Blog, encontrarán un artículo donde hablo del “MUNDO AL REVES”. Pues a nosotros nos toca revertir esta criminalidad aviesa que se le imputa al Estado, que debe administrar los dineros públicos redistribuyéndolos y donde todos tenemos algo que poner, con claridad, más lo que más tienen, pero todos somos parte de España, hoy en crisis, como fuimos parte de España en los años de bonanza que irresponsablemente dilapidamos y la convertimos en un estado de bienestar ficticio, ¡y lo sabíamos!.
La foto de un Presidente demonizado, de un Juez imputado, de corruptos paseando alegremente bajo el sol y jactándose de que “los de la cacería ya están fuera”, de todos protestando por un esfuerzo que, comparativamente, es mínimo ante la catástrofe que puede significar la profundización de la crisis, es la imagen de una democracia en riesgo y una Constitución menospreciada y, lo más grave, EL TRIUNFO DE LOS DELINCUENTES, en cualquier grado del Código Penal, los estafadores de la realidad y los transgresores de los valores éticos y morales. Darnos cuenta, organizarnos y actuar, es nuestra responsabilidad democrática ciudadana.
Ya sabéis que pienso que esta crisis, como otras pasara, que Zapatero, hoy esta y mañana estará no, pero cuando la crisis es de valores, esta se queda para siempre.
Amigos y amigas tras vuestros comentarios, creo que vamos por el buen camino. No bajemos los brazos ni cerremos los ojos. Y con esos brazos en alto y los ojos bien abiertos, os envío un fuerte abrazo, gracias y hasta siempre.

Gloria Calero

Angel M Castelló dijo...

Si todavía hay alguien que no se explica por qué los políticos aparecen en la encuesta del CIS como el tercer mayor problema de los españoles, que repase la bronca de ayer en el Senado. Zapatero visita la Cámara alta en su primera sesión parlamentaria tras el tijeretazo. Allí le espera Pío García Escudero con un discurso durísimo donde le acusa de “tragasables”, de practicar una política “esquizofrénica”, de “impostor político”. El portavoz del PP le pide que convoque inmediatamente elecciones “si le queda un ápice de dignidad política”. Y para dar un ejemplo digno, los senadores del PP comienzan un sonoro abucheo tras la respuesta del presidente, pateando los escaños al grito de “Za-pa-te-ro di-mi-sión”.

Como respuesta, en el otro lado del hemiciclo, los senadores del PSOE se ponen a aplaudir en pie, al tiempo que otros corean: “Gúr-tel”, “Guuuur-tel”. La cosa sigue así durante un largo minuto en el que uno se plantea por qué no sustituyen los escaños por unas gradas del Bernabeu o por un castillo hinchable con bolas de colores. Mientras tanto, entre el barullo, el presidente del Senado, Javier Rojo, intenta poner orden. “Señorías, ruego silencio”, repite con poco éxito. “A mí, personalmente, me parece que esto es lamentable”, insiste por megafonía. “¿Ésta es la imagen que queremos trasladarle a los ciudadanos?”, pregunta Rojo, que de premio se gana también algunos pitidos (faltó un “árbitro comprao, partido regalao” pero ése era el espíritu). Y sé que generalizar es injusto, y que hay también muchos políticos trabajadores y honestos que hoy están avergonzados. Pero en días como ayer, uno se queda pensando que este país no se arregla ni aunque ganemos el mundial de Sudáfrica.
un saludo

Angel M Castelló