Estimados amigos y amigas:
Como demócrata no tengo nada que objetar el resultado de las elecciones catalanas. Es lo que han votado los ciudadanos y ciudadanas libremente. Pero como socialista está claro que no me causa ninguna alegría que a Montilla, que al PSC, el resultado le haya sido tan adverso, seguramente podrían haber hecho mejor las cosas… seguramente.
Como mujer de izquierdas y libre en su pensamiento tengo la obligación de cuestionarme algunos aspectos de estas elecciones.
No es Artur Mas, ni CiU, lo que me rebasa la mente de contradicciones,
es el crecimiento de la derecha, la ola conservadora en Europa, España y el colmo de los colmos en Cataluña. La derecha española y catalana montó, como recordaremos, una campaña callejera demonizando el texto del Estatuto bajo la amenaza de aquel slogan demagógico e irracional de ¡España se rompe!. Ha estado enfrentando el resto de Comunidades con Cataluña, incluidos sus productos que, recordar, tuvieron que salir los empresarios a poner un poco de orden. Exhibió una descarada actitud xenófoba exigiendo a los inmigrantes un contrato de integración para su residencia en España o proponiendo que fueran inmediatamente expulsados a sus respectivos países de origen a quienes se encontraran sin trabajo y todo esto acompañado de una candidata, Alicia Sánchez Camacho, que no he logrado escucharle decir nada positivo.
Y aparece en escena un grupo, “Solidaritat Catalana per la Independencia”, hasta el nombre me parece una burla, unir las palabras Solidaridad e independencia, ¿no les chirría? a mi sí, encabezado por un ex-presidente de un club de futbol venido a político, con una cuestionada gestión económica de dicho club. La gente lo ha querido así.
Amigos y amigas, si se ha votado influenciados por la crisis que estamos sufriendo ¿por qué se apoya entonces a los políticos cuya ideología y practica política son los que han generado esta crisis que sufrimos con gran rigor los demás? sinceramente por mas análisis que intento hacer no logro entenderlo.
A veces pienso que lo más sano es entender como algunos dicen
“que cada pueblo tiene los dirigentes o los políticos que se merecen”. Pero es algo que me niego a compartir.
La derecha, con sus politicas neoliberales que generaron esta crisis, esta sacando rédito de la crisis. Alguien dijo:
“La historia ha escrito que las grandes crisis ponen a disposición de quien las promueven un gran cáliz para que apuren la hiel hasta la última gota. Este es sólo el principio de una gran tragedia colectiva”. Opinión que me asusta. Realmente, me causa un temblor democrático, como suelo decir, y mucho más, cuando veo que en Génova 13 festejaron los 18 escaños no sólo por el número, sino por el método utilizado. Así opina Rajoy:
“el PP debe mantener la línea de los dos últimos años y procurar convencer cada vez a más gente que los principios del Partido Popular son buenos para los ciudadanos y para España".¿Qué principios? sus principales dirigentes, han demostrado no tener ninguno, si uno,
EL PODER y acomodar la realidad a su media. En estos últimos años, para seguir en la idea de Rajoy, sólo ha aparecido el PP en la realidad política por dos razones: Por los tremendos casos de corrupción que llegan a las raíces de la estructura partidaria y por oponerse a toda acción del Gobierno, buscando hundir a Zapatero haciéndolo responsable de todo lo que pasa o de lo que no, aunque con ello perjudiquen los intereses de España, les da igual. El PP no tiene principios, su unica obsesion es el poder por el poder, donde el fin justifica sin trámite previo los medios y donde gobierna desde las alturas del poder a favor de los que más altos están en la escala social.
No estoy contrariada por el catalanismo en marcha, no tengo por qué. Estoy sumamente preocupada que los escombros de la crisis, sean el escondite desde donde la derecha siga siendo el francotirador político que nos vaya eliminando la ilusión de lograr una España sostenible, una España de libertades y derechos amplios, sin prejuicios y buscando lo mejor a medio y largo plazo para no tener que dar un zarpazo a los derechos, enviar a miles y miles de personas a la calle por decreto, como estan haciendo en otros paises, recortar el gasto social y dejar abierto el salvese quién pueda, sin importarnos cuantos se queden en el camino.
A veces me pregunto, si Zapatero también se preguntara, como lo hago yo,
si nos merecemos tanto esfuerzo, tanto trabajo, tanta pelea y negociación internacional para protegernos de la voracidad neoliberal, tanto esfuerzo para defender unos valores eticos y solidarios de comportamiento, para que luego los ciudadanos voten a los abanderados de las politicas que solo benefician a unos cuantos, siempre a los que mas tienen y que no tienen el mas minimo comportamiento etico en su quehacer politico. Como lo conozco, estoy segura,
no se rendirá, seguirá apostando por recuperar el mejor estado de bienestar posible, por asegurar derechos y libertades. Quizás, esperando que la historia valore su esfuerzo y no dejándose llevar por la visión catastrófica y cortoplacista que el PP ha logrado infiltrar en muchas mentes españolas y que pueden decidir el voto a favor del enemigo de sus propios derechos.
Este es el resultado de mi opinión. En estos momentos hay ya mil analisis del resultado de estas elecciones, el resultado no va a cambiar, pero quizás se escuchen voces que indiquen que la que está cambiando es la sociedad, visto lo visto. Si para bien o para mal, será, seguramente, tema de otro escrito que con gusto y respeto, compartire con ustedes
Un abrazo.
Gloria Calero
4 comentarios:
"Estoy sumamente preocupada que los escombros de la crisis, sean el escondite desde donde la derecha siga siendo el francotirador político que nos vaya eliminando la ilusión de lograr una España sostenible, una España de libertades y derechos amplios, sin prejuicios y buscando lo mejor a medio y largo plazo para no tener que dar un zarpazo a los derechos, enviar a miles y miles de personas a la calle por decreto, como estan haciendo en otros paises, recortar el gasto social y dejar abierto el salvese quién pueda, sin importarnos cuantos se queden en el camino". Señora Calero, este es el pensamiento que me vuelve loco. Cada vez mas francotiradores y menos lugares donde ocultarnos. Espero que resistamos y logremos ser un batallon de democratas que que renueve el NO PASARAN que con tanto honor supimos conseguir. Un abrazo. Y gracias por poner en palabras esa idea de la realidad que tanto me maltrata.
Nada como mirar las entrañas del poder a través del agujero que ha abierto Wikileaks para confirmar lo que ya sospechábamos: que no vivimos en una democracia representativa, sino en una democracia teatral; aquella donde los políticos, los diplomáticos o incluso los fiscales generales del Estado son actores que dicen una cosa en el escenario y hacen otra entre bambalinas. La vida pública es una permanente función; “los políticos interpretamos el papel que nos toca, y luego en privado hacemos y decimos lo contrario”, admite una de las más altas autoridades del Estado, que cree que esta mascarada, que la ciudadanía ya no se traga, explica el derrumbe de la imagen de las instituciones. El deterioro de la Justicia, por ejemplo, cuyo CGPJ se ha gastado varios miles de euros en recientes campañas de publicidad, pero que aún no ha sabido explicar por qué razón y con qué mecanismos maniobró el fiscal jefe de la Audiencia Nacinal, Javier Zaragoza, para evitar que el caso de Guantánamo cayese en manos del incómodo Garzón. O por qué la Fiscalía de Conde-Pumpido toleró las presiones de EEUU sobre la investigación del asesinato de Couso. O qué ley ordena que la Embajada estadounidense tenga acceso directo a información privilegiada sobre los “irritantes” casos que preocupan al imperio, por encima de los pobrecitos ciudadanos.
Porque lo verdaderamente relevante de los cables de Wikileaks no es si Gaddafi se pone botox, o cómo de salvajes son las fiestas de Berlusconi. Lo que asusta es comprobar cómo el poder en democracia aún se mueve entre las sombras, tras el escenario. Que nadie se sorprenda después por el deterioro de la imagen del Gobierno, de la oposición, del Congreso, del Senado… De esa soberanía popular permanentemente sometida a la doble uve doble: lo que no ordena Wall Street, lo manda Washington.
saludos
Victoria Mauresco
De todas las consecuencias de las elecciones catalanas, quizás la más inquietante es la posibilidad de que CiU y el PP vuelvan a entenderse. Al fin y al cabo, los nacionalistas catalanes y los nacionalistas españoles son como esos dos viejos camaradas irreconciliables que, coincidiendo en el camino a casa borrachos a las tres de la madrugada, sienten de pronto la delicuescente necesidad del apoyo mutuo. Espero que CiU, sin embargo, haya entendido correctamente la lección del pasado. Ellos ya auparon a Aznar en 1996. Sacaron, eso es cierto, unos buenos réditos de la operación, pero el monstruo al que dieron de comer desveló en el 2000, con su límpida y obscena mayoría absoluta, su auténtico rostro ideológico. Y no fue precisamente agradable.
Como nacionalistas catalanes, los de CiU deberían saber que en el PP sólo pueden encontrar, a poco que se crezca, bilis y aspavientos. Como liberales en el auténtico y hermoso sentido de esta palabra, Artur Mas y sus conmilitones no pueden ignorar que la derecha español es un peligro permanente. No se puede aspirar a ser Sarkozy y Le Pen al mismo tiempo, y esos es algo que Alicia Sánchez y Mariano Rajoy no parecen tener claro. Por eso los convergentes harían bien, en el futuro, colocándose a una prudente distancia de los populares. No hace falta ir al notario para eso, ni siquiera al exorcista. Sólo hay que sacar consecuencias de lo pasado y estar dispuesto a no dar más cheques en blanco a quien ha demostrado una falta de fondos endémica. ¿Aprenderá CiU la lección? Nos lo decían siempre nuestras madres: evita las malas compañías. Y qué razón tenían.
Alberto Cospedal Martínez
¿Hay algún valiente dispuesto a plantar cara a esos mercados que nos atacan? Pues que dé un paso al frente, tire al suelo todo lo que lleve encima –derechos sociales incluidos- y corra a entregarse al enemigo con las manos en alto. ¿Qué pasa? ¿No lo entienden?
No, yo tampoco acabo de entender la estrategia bélica de nuestro estado mayor, que dice que la mejor manera de vencer a los mercados es rendirse a ellos y aceptar sus exigencias de reformas. A la mayoría nos parece que supone dar por buena la extorsión, pero será que sólo somos tropa y no entendemos el arte de la guerra económica.
Además, nos tememos que los especuladores son insaciables, y no se aplacarán por mucha reforma que les echemos para comer. Recuerden cómo se merendaron a Irlanda, que era el alumno neoliberal modélico. No lo vemos claro, pero no perdemos la esperanza de que todo responda a un plan genial cuya astucia se nos escapa. Tal vez se trata de matarlos de un atracón, que revienten a base de darles todo lo que piden y más.
Deben de ir por ahí los tiros, porque por ahora lo que se ve venir es un banquete para que vayan llenando la tripa. En la reunión del sábado con los empresarios, el comandante Zapatero desplegó los mapas ante sus oficiales y marcó las guarniciones que piensa ir rindiendo al enemigo: pensiones, cajas, mercado energético, sector público, negociación colectiva y profundización de la reforma laboral. Les prometió “determinación y la máxima celeridad”, y que haría las reformas “cueste lo que cueste”.
Sara Piñón Luna
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