jueves, 30 de junio de 2011

LA SOCIALDEMOCRACIA QUE NO HEMOS SABIDO DEFENDER

Estimados amigos y amigas:
Hace unos dias un amigo de este blog nos recomendaba leer a Tony Judt, busque entre mis libros y volvi a releer su libro “Algo va Mal” y me sugirio abordar este apasionante tema de debate, La Socialdemocracia.
Y… al ver y oír el último debate del estado de la nación de esta legislatura entre Zapatero y Rajoy y al leer esta mañana en un periodico el articulo de Matias Vallés “Hay que odiar mucho a Zapatero para resignarse a votar a Rajoy” ha sido lo que me ha sentado definitivamente cara al ordenador, para expresarles una vez mas lo que siento y pienso.
La socialdemocracia es un concepto “distributivo”, es una cuestion moral, “a cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad” es garantizar que la riqueza no se concentre en manos de unos pocos privilegiados. No se trata de que a la meta lleguen unos pocos, el éxito de una sociedad es que lleguemos cuantos mas mejor, que nadie quede excluido, que nadie se quede sin atencion sanitaria de calidad, sin una educacion de calidad, o sin otros servicios esenciales. Todos los estados del bienestar o los derechos individuales y colectivos adquiridos han sido obras de socialdemocratas.
Como bien dice Tony Judt: “hay mucho sobre lo que indignarse: las crecientes desigualdades en riqueza y oportunidades, las injusticias de clase y casta, la explotacion economica dentro y fuera de cada pais, la corrupción, el dinero y los privilegios que ocluyen las arterias democraticas”
Pero hay que recordar que esta crisis del 2008, esta crisis de la “avaricia”,esta falta de valores, ha demostrado que las politicas neoliberales, conservadoras, de Reagan, Buch, Thatcher, Aznar y el propio Rajoy defensores del capitalismo no regulado, de poco Estado y mucho mercado, de salvese quien pueda, han sido presa de sus propios excesos, que ahora estamos pagando todos.
Los gobiernos europeos, el Parlamento Europeo, El Banco Mundial, el Fondo Monetario las nuevas “agencias de calificación” siguen en manos conservadoras, siguen defendiendo por propia supervivencia “los mercados” por encima de todo, les importa poco los apuros que estemos pasando la gran mayoria, ellos siguen apretando, les importa muy poco lo que este pasando en Grecia, con tal que su silla este tramquila ¡que mas da!
La paradoja que no logro entender, es que los que estamos pagando los excesos de los que han provocado esta “indignación” volvamos a darle el apoyo para que vuelvan, o mejor dicho sigan llevandonos a mas desigualdades, a menos derechos y a menos libertad.
No quiero asegurar que la socialdemocracia es el sistema perfecto, pero con sus defectos, si aseguro que es el mejor sistema que hoy tenemos para la inmensa mayoria de los mortales y aseguro con tristeza, que los socialdemocratas NO HEMOS SABIDO DEFENDERLA.

Un saludo
Gloria Calero

6 comentarios:

Alejo Rico desde Alicante dijo...

Los efectos de este hecho al parecer no preocupan mucho a la población en general. Una sociedad ocupada en lo inmediato, en el corto plazo no pensará en algo llamado "socialdemocracia", pues sus problemas son otros, le podremos llamar "paro" o debilitamiento del estado de bienestar que harán unas vacaciones más austeras. Pero con el tiempo, el no haber sabido defender este conjunto de valores y de garantías hacia las personas, se verán reflejadas en hechos donde, por la fuerza, por la cachetada de la realidad, no ya con la mano abierta como podemos aceptar el efecto de la crisis, sino un puñetazo en la boca del estómago, nos volverán a hacer pensar en lo que no hicimos. Nos queda una oportunidad en las próximas elecciones. Pero esta resistencia a la toma de conciencia de lo que, a mi juicio, hemos hecho tan mal, como castigar castigar al que nos defiende, no nos va a salir gratis. Así la pagan los pueblos cuando se dejan llevar por los impulsos primarios o la manipulaciones masivas. No puedo ocultar mi tristeza, pero conmigo no podrán. Cuento que con usted tampoco. Espero que no puedan con una mayoría suficiente... de lo contrario, no puedo imaginarme, por primera vez en mi vida, el futuro de España y de Europa. Un abrazo y gracias por estar siempre ahí. Y, sobre todo, por hacerlo de esta forma.

Andrés Linares dijo...

Entre las cosas que tienen claras los tres principales ejecutivos de Bankia, con Rodrigo Rato a la cabeza, está su sueldo. Entre pitos y flautas, es decir, entre fijo y variables, el trío se llevará anualmente a la buchaca 10,5 millones de euros, a los que habría que añadir sus nóminas de consejeros –en el caso de Don Rodrigo casi 200.000 euros-, unos paquetitos de acciones y, por supuesto, planes de pensiones que les reportarán 1,2 millones por ejercicio, porque si en algo son previsores los banqueros es con su jubilación, no vaya a ser que la Seguridad Social quiebre y les condene a la indigencia.

Habrá que quien considere un insulto estas retribuciones, más teniendo en cuenta que la matriz de Bankia, el BFA, recibió 4.465 millones en créditos de los contribuyentes, pero es que en eso su convenio colectivo no admite excepciones. La profesión está tan mal vista y son tantas las críticas que soportan que ser banquero no está pagado. Por eso hay que fidelizarles, ya que de lo contrario se corre el peligro de que abandonen el puesto y se hagan eremitas. ¿Qué ocurriría si Rato no percibiera los casi cuatro millones de euros que se levantará ahora? Pues que a lo mejor Rajoy le convencía para ser ministro, a razón de 80.000 euros al año, y dejaba el banco empantanado.

Además, sepan que el Banco de España vigila los sueldos de los banqueros y si éstos fueran escandalosos Fernández Ordóñez lo impediría, siempre que sus múltiples intervenciones pidiendo reformas laborales y de pensiones o moderación salarial a los albañiles se lo permitieran. Los estipendios del triunvirato gozan, por tanto, del aval del gobernador y también de los partidos y sindicatos que siguen controlando la institución y no han emitido crítica alguna.

Los mileuristas lo son porque quieren o porque se han equivocado al elegir sus itinerarios. Es fácil hacerse biólogo y protestar si el banco te embarga la casa. Lo difícil es aguantar los improperios que soporta un banquero. ¿Creen que a Rato le gusta oír que hay que tener muy poca vergüenza para fijarse un sueldo superior al de Isidro Fainé en La Caixa? Pues eso.

saludos

Andrés Linares

Inma Manet López dijo...

1. España es uno de los países con menor presión fiscal de la UE. Las administraciones públicas recaudaron el 31,5% del PIB en el 2010, según Hacienda. La media europea, según los últimos datos de Eurostat, de 2009, es del 40,4%.

2. España también es uno de los países con más dinero negro de la UE. Según Funcas, la economía sumergida supone más de 260.000 millones de euros: un 23,7% del PIB. Si tenemos en cuenta ese factor, la verdadera presión fiscal se queda por debajo del 30% del PIB real. No hay en la Europa occidental un ejemplo similar.

3. La presión fiscal se ha hundido con la crisis, pero incluso en los mejores años estaba muy por debajo de la media de la UE.

4. El agujero en los impuestos españoles no esta en el IRPF de los trabajadores por cuenta ajena. La presión fiscal para aquellos que tienen una nómina está, de media, en el 39,6%: seis puntos por encima de la media de la OCDE.

5. Pero España es también uno de los pocos países del mundo conocido donde los autónomos y los pequeños empresarios declaran, de media, menos ingresos que los trabajadores y los pensionistas, según denuncian desde hace años los técnicos de Hacienda.

6. Con un sistema fiscal europeo, las cuentas públicas no estarían en el aprieto en que están hoy. El déficit en 2010 fue del 9,2% del PIB. La diferencia de la presión fiscal entre España y Europa es prácticamente ese mismo porcentaje del PIB.

7. Traducido: si España tuviese una fiscalidad europea –aún sin arreglar el problema de la economía sumergida–, no habría déficit. Ni problemas con el bono español. Ni recortes, ni ajustes, ni discursos apocalípticos sobre el teóricamente insostenible estado del bienestar.
saludos


Inma Manet López

Gonzalo Montilla dijo...

Un fantasma recorre Europa: el fantasma del tijeretazo social. Con Grecia a la cabeza, los gobiernos de la UE están aplicando severos recortes al Estado del bienestar porque se ha impuesto el dogma de que, si no lo hacen, será mucho peor. Reformas laborales, reducciones salariales, privatizaciones masivas, rebaja de pensiones, etc., constituyen el menú que se aplica invariablemente con el fin –eso se dice– de aplacar la voracidad desatada de los mercados. Miles de ciudadanos se están echando a las calles para expresar su ira, y cabe suponer que son muchísimos más los que, sin exponerse públicamente, comparten esa indignación. Podrá discutirse si las medidas de ajuste que se están tomando son o no inevitables (este periódico opina en muchos casos lo segundo), pero si hay algo fuera de toda duda es la gravedad del mensaje que los líderes políticos están trasladando a los ciudadanos. “Esto es lo que hay”, parecen decir en cada acción. No existen discursos alternativos que permitan albergar alguna esperanza de que algo va a cambiar cuando amaine la tormenta, si es que amaina alguna vez. Al frente del BCE se coloca a un exvicepresidente de Goldman Sachs, el banco privado que ayudó al anterior Gobierno griego a falsear sus cuentas públicas. Las agencias de calificación, en gran medida responsables de la catástrofe financiera, siguen expidiendo certificados de solvencia. Los nuevos ejecutivos de las cajas de ahorros, saneadas con dinero de los contribuyentes para su venta a los grandes capitales, se aseguran emolumentos de sultanes. ¿Son conscientes los dirigentes políticos del mensaje que están enviando a los ciudadanos?
saludos Gloria. Muy bueno su blog. Tiene muy buenos artículos suyos y de sus seguidores.
Gonzalo Montilla

Lucía Mónaco dijo...

Pocos días se ha visualizado la obscenidad de la crisis (y de las políticas anticrisis) como ayer. La aprobación por el parlamento griego del durísimo plan dejó en todas las portadas de periódicos y telediarios idénticas imágenes de lucha en las calles: rostros ensangrentados, gases asfixiantes, cargas policiales.

Pero los titulares que acompañaban esas mismas imágenes no hablaban de dolor, sangre o lucha, o lo hacían de forma secundaria. Por el contrario, los principales titulares eran de color de rosa. Les dejo unos cuantos que recorté ayer, y que deben ser leídos teniendo delante las imágenes de manifestantes apaleados y asfixiados: “los mercados celebran”, “optimismo en los mercados”, “la paz llega a los mercados”, “los mercados respiran”, “las bolsas celebran”, “euforia en los mercados”, “alegría en los mercados”, “los mercados se relajan”, y mis dos favoritos: “la banca europea celebra el sí de Grecia”, y “el sí griego anima la fiesta bursátil”.

Digo obscenidad, y me quedo corto. En eso, por lo visto, consiste la crisis: el sufrimiento y la lucha de los ciudadanos es la alegría, la paz y el optimismo de los mercados. Sí, suena demagógico, pero no soy yo el que he unido titulares e imágenes. Tampoco es culpa de los medios, que se limitan a describir.

Parece que la cosa funciona mediante vasos comunicantes: cuanto más crispados los ciudadanos, más relajados los mercados. Cuanto más furiosos los primeros, más felices los segundos. Cuanto más lamentan unos, más celebran otros. Y no es para menos: mientras para los ciudadanos se aprueban medidas brutales y se les condena a décadas de postración, el nuevo rescate garantiza a los mercados (a los bancos) seguir cobrando los enormes intereses, pues Grecia deberá emplear la mayor parte de lo recibido en seguir pagando, cada vez más.

Podríamos creer que los vasos comunicantes son de doble sentido: que la angustia de los mercados sería nuestra felicidad, que con su asfixia respiraríamos mejor. Pero qué va, no al menos hasta ahora: cuando los mercados lo pasan mal, nosotros peor.

saludos Gloria
desde Argentina
Iberia

Lucía Mónaco

Rafael Roma Peret dijo...

n Algo va mal, el politólogo Tony Judt elabora una evocación nostálgica del Estado de bienestar socialdemócrata, nacido en Occidente después de la II Guerra Mundial a partir de un pacto social basado en políticas económicas keynesianas. En los años ochenta, Thatcher y Reagan rompieron este mismo pacto y se decidió unilateralmente la demolición de ese Estado de bienestar, aprovechando la crisis financiera de 2008 para llegar a su culminación. Judt se pregunta, sin poderse responder, por qué la eficiencia económica se ha convertido ahora en el principio supremo al margen de cuestiones como la justicia social, y pide un retorno al Estado como garante de igualdad social y de infraestructuras públicas como la red ferroviaria. Porque resulta que las sociedades más igualitarias también son aquellas con menor delincuencia e índices más altos de salud física y mental y movilidad social.

Precisamente, el pacto socialdemócrata nace del equilibrio entre capital y trabajo que se da en Occidente después de la II Guerra Mundial, vistos los efectos catastróficos que podía causar una burbuja especulativa a gran escala (crac del 29) y con el contrapeso ideológico del comunismo fuertemente implantado en las propias sociedades occidentales, mirando a la Unión Soviética en plena Guerra Fría. Pasado el recuerdo de la Gran Depresión y caído el Muro de Berlín, la globalización ha alterado este equilibrio y el capital, libre de ataduras, se siente con poder suficiente para desmantelar los beneficios sociales para los trabajadores que pagaban los más ricos.

Desde 1990 hasta hoy, [en Alemania] los impuestos a los más ricos bajaron un 10%, mientras que la imposición fiscal a la clase media subió un 13%. En veinte años la clase media se ha reducido, pasando del 65% a englobar al 59%. Los salarios reales se han reducido un 0,9%, mientras que los sueldos superiores y los ingresos por beneficios y patrimonio aumentaron un 36%. En 1987 los directivos de las principales empresas (índice DAX) ganaban como media 14 veces más que sus empleados, hoy ganan 44 veces más. Incluso en Alemania, la clase media está descubriendo la precariedad.

Rafael Poch, Antes de dos años

En Estados Unidos, en Alemania, en España, las desigualdades crecen y el proyecto de igualitarismo socialdemócrata se desvanece. Nació como una traición al internacionalismo comunista en la Primera Guerra Mundial, hasta el punto que la Alemania del SPD de Ebert persiguió, ejecutó y tiró los cadáveres de sus antiguos compañeros de partido al río (Liebknecht y Luxemburgo). En su esplendor, ejerció un tipo de despotismo ilustrado de facto -todo para la masa trabajadora pero sin la masa trabajadora- y al final ha terminado como mero instrumento del capital para terminar con el ineficiente bienestar de las clases medias.

saludos

Rafael Roma Peret
Barcelona