lunes, 4 de julio de 2011

LA DERECHA Y LOS DERECHOS INDIVIDUALES



Es evidente y cada vez que algo progresista, avanzado, actualizado, moderno y adaptado a la sociedad actual, está en escena con relación a los derechos individuales, la derecha en masa y la Iglesia de la cabeza a los pies, salen al paso con complejos argumentos que sólo intentan una cosa: QUE LAS LEYES NUNCA NOS PUEDAN IGUALAR. Que el derecho individual, el de cada persona, esté dominado, enmarcado y manipulado bajo sus creencias religiosas o su ideologia politica.

Es evidente que sus raíces católica, raíces y enramado que se entreteje entre la derecha, el catolicismo conservador y su jerarquía, con el Opus Dei como fuente de ideas, hacen que el PP se crea no sólo un partido político, sino una especie de religión, cuyos mandamientos son de obligado cumplimiento para los demas.

Es evidente que el obispo de Alcalá de Henares, Reig Pla ante esta subida de la derecha, se siente arropado para atreverse a publicar una “guía para curar la homosexualidad”, donde afirma que es un desorden moral que impide la propia realización y que se sustenta en teorías científicas, realizadas por la ultra conservadora Asociación Médica Católica de EEUU, que concluye que “traumatismos, errores educacionales y el pecado pueden causar una desviación de la conducta. Es evidente que para esta “casta” no es ninguna desviacion digna de tratar la PEDOFILIA o los MALTRATADORES que con una obscenidad que provoca dolor CALLAN

Es evidente que los castradores de derechos de los demas, la derecha y el episcopado español, no quieren oir hablar de la Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna, otro derecho individual en el que el Gobierno quiere avanzar y que depende de la voluntad del paciente. Pero… como lo unico que nos iguala en esta vida, es la muerte, no quieren consentir que nos iguale el derecho a morir dignamente. No es mi deseo, pero habría que ver a estos opositores tan pulcros ante la situación tan dolorosa de la muerte de un familiar cercano, de un hijo, de un padre... ¿que hacen?, supongo que como han hecho siempre, con dinero, con dinero abortaban, con dinero anulaban matrimonios, con dinero tapaban a sus gays, CON DINERO, NUNCA CON DERECHOS QUE NOS IGUALEN.

Así es de evidente. El PP se opone por “sus principios” a la conquista de este tipo de derechos individuales que nos igualan, se han opuesto al divorcio, al aborto (aunque lo practican con la connivencia de la Iglesia) a los matrimonios gays, a la ley de igualdad, ostaculizan la ley de dependencia. Se oponen por sistema a todo lo que aumenta derechos y nos iguala.

Ante la evidencia no hay que rendirse, evidentemente debemos luchar, aun estamos a tiempo.

Un saludo
Gloria Calero

9 comentarios:

Miguel Montilla dijo...

Las medidas económicas que ha tomado Zapatero en el último año le han acarreado un aluvión de críticas. Sin embargo, el presidente puede esgrimir como atenuante la excepcionalidad de la situación en que ha adoptado las decisiones y el escaso margen de maniobra que tiene cualquier mandatario europeo para actuar en solitario. En realidad, el mayor reproche que se le puede formular a Zapatero no concierne a lo que está haciendo ahora, sino a lo que no hizo antes, cuando la economía marchaba viento en popa: sentar las bases para una transformación del modelo productivo y expandir el Estado del bienestar aun más de lo que lo hizo con la Ley de Dependencia. En el último Debate sobre el Estado de la Nación, él mismo apuntó en esa línea al arrepentirse de no haber pinchado antes la burbuja inmobiliaria.

Zapatero cometió el primer error nada más llegar a la Moncloa, al elogiar la herencia económica que recibía de Aznar. Daba así carta de naturaleza a un supuesto milagro que se había basado en ingentes ayudas europeas –sobre todo el Fondo de Cohesión que logró en su día el “pedigüeño” Felipe González y que ya ha desaparecido–;
privatizaciones masivas que llenaron de modo pasajero las arcas del Estado a costa de despojarlo de sus bienes más potentes; precarización laboral, con sus nefastas consecuencias para la productividad; y, sobre todo, una impresionante burbuja inmobiliaria que disparó a la estratosfera el valor de un bien tan esencial como la vivienda. El tiempo ha demostrado que Aznar mintió al afirmar que la Ley de Liberalización del Suelo de 1998 iba a abaratar la vivienda: un estudio de la Fundación BBVA (El stock de capital de viviendas de España, 2009) muestra que, entre 1997 y 2007, el precio de los pisos se multiplicó por 3,6, y que el 83,56% del aumento del precio se debió al incremento del valor del suelo. Según dicho estudio, en 1998, adquirir un piso de 90 metros cuadrados equivalía a un salario medio neto durante cinco años; en 2007, a un salario medio durante 12 años. El problema de las burbujas es que suelen producir adicción. En septiembre de 2007, Zapatero alardeaba de que España había entrado en la “Champions League de la economía mundial”. Poco después llegó la crisis, y se lo llevó todo por delante.saludos Gloria.

Miguel Montilla

Lucía Albariño dijo...

Ahora que la Audiencia Nacional ha imputado a Teddy Bautista y al resto de la cúpula de la SGAE por “apropiación indebida”, “delito continuado de estafa de especial gravedad” y “administración fraudulenta”, sorprende que estén siendo las supuestas víctimas de estos posibles delitos quienes estén defendiendo a los presuntos delincuentes. Si se demuestran estas graves acusaciones, serían los socios de la SGAE quienes habrían sido los principales estafados porque la denuncia que puso en marcha la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada (ahí es nada) no tiene nada que ver ni con el canon ni con la ley Sinde ni con las mil y una razones que han hecho de la SGAE una organización popularmente odiada.

Pero volvamos a los artistas. ¿Qué lleva a tantos autores a defender una gestión que hoy está en los tribunales, que ha hundido la imagen de la SGAE y que les ha enfrentado de esta manera con sus teóricos clientes, con el resto de los ciudadanos? Pues supongo que hay de todo. La complicidad –muchos de los que hoy defienden a Teddy han sido miembros de su directiva–, la ignorancia, la eficacia recaudatoria… Pero también cierta respuesta de manada, de grupo que se siente atacado. A Teddy le funcionó: cuanto más impopular era en la calle, más adhesiones internas conseguía. Nada une más que el enemigo exterior. La “defensa Bautista” (quien me ataca a mí, ataca a los autores) es calcada a la que fue la defensa de Jordi Pujol en otros años (quien me ataca a mí, ataca a Catalunya).

Hay también entre los autores muchos que hoy están tan escandalizados como los propios ciudadanos. La gran duda es por qué no alzan la voz cuando saben que son ellos los principales perjudicados.
Saludos
Lucía Albariño

Julan Azcoaga dijo...

Entre esa foto obscena en La Moncloa de José Luis Rodríguez Zapatero con los cuarenta empresarios y las críticas contra la banca feroz de la nueva voz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, hay tan solo cuatro meses. También separan ambas fechas la mayor derrota electoral que jamás ha vivido el PSOE en democracia y unas movilizaciones, las del 15-M, que aún hoy no valoramos en su dimensión justa. Y sí: hay bastante oportunismo en este giro del PSOE, que intenta ahora marcar distancias con la banca. Sin embargo, es justo reconocer también algunos pasos.

La semana pasada, dos noticias importantes pasaron relativamente desapercibidas. La primera: esa decisión del Gobierno de elevar el sueldo blindado contra los embargos para aquellos que no pueden pagar su hipoteca. Hasta hace unos días, ese mínimo mensual era de 641 euros. Ahora es de 961 euros; 1.350 euros en caso de que se trate de una pareja. Parece un cambio menor, pero la diferencia entre 641 y 1.350 euros es, para muchas familias, la distancia entre la miseria y la supervivencia.

La segunda noticia: el Gobierno también reformará la ley que regula la ejecución de las hipotecas para que el banco, cuando se quede con la casa, tenga que descontar de la deuda el 60% del precio de tasación, en vez del 50% que se aplicaba hasta ahora.

Ambas medidas son probablemente insuficientes en un país donde cientos de miles de familias se enfrentan al terror de los desahucios. Pero lo cuestionable no es que al fin el Gobierno se anime a responder a estos abusos de la banca –el PP incluso ha tildado estas políticas como de “extrema izquierda”–. Al contrario: ojalá den más pasos en esta dirección (y ojalá los hubiesen dado antes).
saludos

Julan Azcoaga

Victoria Lamas dijo...

Mis amigos me piden que admita mi error al juzgar precipitadamente el caso de Strauss-Kahn y la camarera guineana. Está bien, reconozco que tengo enormes prejuicios contra un hombre que emplea el poder y la fuerza para conquistar a las mujeres. Me puse de parte de la camarera, sin dudar que el político la hubiera forzado como al resto de sus víctimas, porque es el método que emplean los hombres prepotentes en sus relaciones sexuales. Soy una más entre los millones de personas con afán justiciero que se alegran cada vez que pillan con las manos en la masa a uno de estos feroces
depredadores.
Los psicólogos han bautizado este deseo de revancha como el síndrome Thelma y Louise; sin embargo, no considero que sea enfermizo el hecho de que las mujeres hagan uso de su libertad como les venga en gana, sin estar sometidas a la perversa mirada del violador de turno que se cree con derecho a “darles su merecido”. Todavía prevalece en las mentes primitivas el atavismo de creer que las mujeres incitan a los hombres al pecado. Otro asunto sería justificar, como en el caso de la película, que las víctimas se tomen la justicia por su mano y se carguen a todos los tipos que las molestan.
Lamento que el pasado de la camarera le reste credibilidad y nos impida saber si le tendió una trampa, tuvo relaciones consentidas a cambio de dinero o fue violada por Strauss-Kahn. Todo parece indicar que el exdirector del FMI utilizará el poder y la fuerza para evitar, una vez más, que se sepa la verdad respecto a la camarera guineana o la periodista francesa que le acaba de denunciar por el mismo motivo.
saludos

Victoria Lamas

José Jesús Barreda dijo...

La pugna que han librado los tres partidos extremeños, con el PP a la cabeza, por dilucidar cuál de ellos era más de izquierdas y proponía la políticas más sociales ha sido digna de verse. Acostumbrados a calibrar el coste de los ajustes que unos aplican y otros planean, asistir a un debate en el que el sector público no era el malo de la película ni su caballo el más lento del hipódromo ha sido reconfortante. Aunque sólo fuera por ello habría merecido la pena la abstención de los tres diputados de IU que dará los populares el gobierno regional.

El debate de investidura de José Antonio Monago ha tenido momentos gloriosos, tan insólitos en el discurso de un dirigente del PP que el candidato tuvo que argüir que ya no existe la derecha ni la izquierda para justificar su deriva socialdemócrata y evitar que la Internacional Socialista le expidiera al descuido el carnet de afiliado. Ha sido impagable escuchar su disposición a “fortalecer los servicios sociales de base”; o prometer una renta básica “para asegurar unas condiciones de vida dignas” a los más necesitados; o alabar la ley de Dependencia, cuya financiación se ofreció a garantizar.

No estábamos soñando cuando Monago hizo suya la bandera de reclamar al Gobierno de la nación la recuperación del Impuesto del Patrimonio o cuando desistió de eliminar el de Sucesiones. “El nuevo gobierno sólo contratará aquellos servicios para los que la Administración pública carezca de medios materiales y humanos”, afirmó el del PP. ¿No les parece la mejor defensa de lo público que han escuchado en los últimos tiempos? Pero esperen, que hay más. “Es mi deseo eliminar duplicidades que generan malestar entre los empleados públicos que ven como en ocasiones su trabajo es realizado por empresas subcontratadas cuando ellos están preparados para llevarlo a cabo”. ¿Es o no milagroso?

Indecisa entre cortarse la venas o dejárselas largas por la insubordinación de su federación extremeña, la dirección federal de IU es incapaz de deleitarse con el volantazo a la izquierda del PP. Es una lástima que Cayo Lara no sepa disfrutar de estos pequeños placeres.

saludos

José Jesús Barreda

Soledad Toledano Varas dijo...

La nueva directora gerente del FMI, Christine Lagarde, cobrará 383.000 euros por año, un 11% más que su antecesor. En su contrato se explica que esta modesta cantidad completamente libre de impuestos está destinada a que mantenga “un nivel de vida apropiado a su posición”. El FMI, por recordar cosas desagradables, es quien receta “austeridad” y “contención salarial” como ricino obligado para salir de la crisis. El FMI es también un organismo internacional que tiene entre sus objetivos fundacionales “promover un empleo elevado y un crecimiento económico sostenible” o “reducir la pobreza en el mundo entero”. Sin duda ese 11% de aumento para el salario de su nueva jefa va “ligado a la productividad” del fondo y responde a lo bien que van esos retos en el mundo, precisamente por los ajustes que aplica el propio FMI (a los demás).

Con todo, el sueldo de Lagarde se queda en nada cuando se compara con lo que cobra el exdirector gerente del FMI bajo cuya controvertida gestión se gestó la crisis actual. Hablo de Rodrigo Rato, hoy presidente de Bankia. Esta nueva entidad financiera a punto de salir a bolsa es una empresa privada y, como tal, tiene derecho a decidir cuánto paga a sus directivos. Sin embargo, Bankia es una empresa privada algo especial: creada de la privatización de varias cajas que, a su vez, han sido apuntaladas con dinero público. No han sido tampoco los accionistas quienes han nombrado a Rato.

El sueldo exacto de Rato es un misterio, pero sí se sabe que entre los tres primeros ejecutivos de la entidad ganarán 10,15 millones de euros. Incluso si esa cifra se repartiese a partes iguales –cosa harto dudosa, siempre cobra más el presidente que sus subordinados– el sueldo de Rato no bajaría de tres millones de euros al año: al menos diez veces más que Lagarde.
saludos

Soledad Toledano Varas

Mariano Escanpet Lleida dijo...

Para que la corrupción sea posible no es necesario tanto la presencia del listo como la del tonto. Siempre hay alguien dispuesto a hacerle un butrón a la hucha del niño, pero bastaría con inspeccionar periódicamente al cerdito para evitar el desfalco continuado e, incluso, la tentación misma de robar la calderilla. En el caso de la SGAE, parece que ha funcionado este viejo esquema. De un lado, los saqueadores demuestran su amor por la familia y los amigos haciéndoles beneficiarios de sus atracos; de otro, los encargados de evitarlo miran hacia otro lado silbando una bella melodía exenta de derechos de autor o se quedan dormidos en la ronda nocturna.

Entre estos últimos está la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, que tiene el sueño fácil como Blancanieves. Es a su ministerio al que correspondía vigilar que en la SGAE nadie se llevaba a casa en carretilla el dinero que antes había recaudado tanto por la difusión en las BBC (bodas, bautizos y comuniones) de Paquito el Chocolatero como por arbitrios tales como el canon digital. Argumentar que esa competencia de inspección y de auditoría correspondía a las comunidades autónomas tras una sentencia del Constitucional de 1997 es, dicho sea con generosidad, de una inexactitud imperdonable.

Es verdad que la citada sentencia 196/1997 atribuía a Cataluña y País Vasco estas competencias de vigilancia sobre las entidades de gestión, con la salvedad de que hacía responsable a la Administración Central, es decir a Cultura, de la articulación de los mecanismos necesarios de coordinación e información recíproca para que le fueran suministrados y dispusiera “de los datos que sean precisos en cuanto titular de la facultad de revocar la autorización, a cuyo ejercicio están ordenadas las actividades de inspección, vigilancia y control”. En otras palabras, que Cultura debía coordinar la actividad inspectora de las comunidades, exigirla si ésta no se realizaba y manejar sus conclusiones.

Aquí el más tonto no hace relojes sino que escurre el bulto y hace la estatua. Si de todo tiene la culpa el empedrado, que asfalten de una puñetera vez.

saludos


Mariano Escanpet Lleida

Barcelona

Cayetana Almeida Solís dijo...

Con la que está cayendo, ¿no les parece pitorreo que Bankia –la fusión de Caja Madrid, Bancaja y otras- anuncie su salida a Bolsa animándonos a hacernos banqueros? “Hazte bankero”, dice la campaña, jugando con la ‘k’ del nombre. Con la buena imagen que tiene el sector financiero, suena a recochineo.

Miren si estarán altos los niveles de cabreo, que hasta los gobernantes empiezan a conmoverse. Estos días se multiplican los mensajes mostrando comprensión hacia el hartazgo de la gente con los excesos de los banqueros (bankeros incluidos, como Rato). El candidato Rubalcaba dice que lo comparte, y pide responsabilidad a los bancos, mientras el ministro de Trabajo ve “obsceno” lo que ganan los directivos.

Al mismo tiempo, los dirigentes europeos expresan su malestar con esas agencias de calificación que echan gasolina a manguerazos cada vez que un incendio parece controlado. Ayer el presidente de la Comisión dijo “lamentar profundamente” la actitud de Moody’s con Portugal, y la acusó de “añadir más especulación”.

Vale, de acuerdo, aunque sea con tres años de retraso, aceptamos la palmadita en la espalda. Pero esperamos algo más. Porque los ciudadanos podemos cabrearnos, patalear, salir a la calle. Pero de los gobernantes se espera algo más: que actúen. Si de verdad creen “obscenos” los sueldos de los banqueros, ya están tardando en meterles mano. Si en serio creen que la banca es responsable de la tragedia hipotecaria, legislen algo más que esas tímidas medidas para aliviar a los embargados. Si no es fingido su malestar con las agencias, reformen de una vez el sistema hasta donde puedan, que no es poco.

¿Que no se sienten con fuerzas, que tienen miedo al poder financiero? Pues pídannos ayuda. Cada vez hay más ciudadanos cabreados y dispuestos a hacer algo, así que por apoyo no será. Igual que impedimos desahucios –o redadas policiales, como esos admirables vecinos de Lavapiés-, estaríamos dispuestos a hacer fuerza para que todo cambie. Pero si van en serio. Mientras no sea así, guárdense las palmaditas en la espalda.

saludos


Cayetana Almeida Solís

Luis Méndez dijo...

El paso siguiente a que la deuda soberana de un país sea tachada como bono basura es que sus ciudadanos se conviertan también en basura, y pasen al vertedero. O a la incineradora. Las consecuencias de las notas que ponen en sus exámenes las agencias de calificación, su capacidad para crear profecías autocumplidas, son tan graves que no deberían quedar impunes. No son errores, son abusos. Las agencias de calificación repartieron sobresalientes a Lehman Brothers, a los bonos Madoff o a Enron hasta apenas unas horas antes de que quebrasen. Para hablar de pifia, y no de estafa, hay que confiar mucho en la buena voluntad de unas entidades evaluadoras supuestamente independientes, pero que se financian cobrando a los propios evaluados. De creer en la bondad de este curioso modelo, que tantas veces ha fracasado, estaríamos ante el primer negocio conocido donde no siempre se cumplen dos máximas capitalistas: “Quien paga, manda” y “el cliente siempre tiene la razón”.

Lehman pagaba, como Enron. Y al igual que antes fue un gran negocio mirar hacia otro lado cuando todos los bancos de inversión se iban a pique, hoy está siendo un negocio aún mejor incendiar la zona euro para lucrarse después con los disparatados intereses que se ven forzados a pagar para financiarse los ciudadanos lanzados al vertedero. Por eso está muy bien que al fin Europa levante la voz contra estos abusos, que ya están en los tribunales. Aunque, para ser más prácticos, estaría aún mejor que el Banco Central Europeo y las instituciones de la UE dictaran normas que recortasen el poder que ellos mismos dan a estas arbitrarias calificaciones. Está en su mano acabar con este oligopolio para que estas agencias dejen de ser jueces, además de parte.
saludos

Luis Méndez