martes, 10 de abril de 2012

LAS MENTIRAS DE RAJOY

Estimados amigos y amigas:
No hace falta que yo diga nada más. Como siempre Iñaki Gabilondo genial en su análisis que comparto con ustedes.





Un saludo
Gloria Calero

6 comentarios:

Xavi Monegal dijo...

Existe una impresión generalizada de que estuvimos al borde de que el euro desapareciera y de que la Unión Europea se desmembrara. Josep Oliver, Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, y uno de los economistas a los que leo en El Periódico siempre con gran interés y, a menudo, como ahora, con desacuerdo, repite esta percepción en un artículo “Los Estados Unidos de Europa”, publicado en tal rotativo el último 01.03.12, señalando que parece que estamos saliendo del peligro de colapso del euro y desmantelamiento de la UE, pero tenemos que ir todavía con mucho cuidado y cautela porque estamos lejos de haber salido de la crisis actual.

Del artículo parece deducirse que, según el profesor Oliver, la causa de que nos estemos alejando del precipicio se debe a las políticas de rectitud fiscal, promovidas por el gobierno de la canciller Angela Merkel y aplicadas a todos los otros países. Parecería, pues, que el Profesor Oliver atribuye lo que considera una mejora a la política de ortodoxia fiscal que nos ayuda a salir del atolladero en que nos encontramos. Últimamente el Profesor Josep Oliver ha indicado su apoyo a las políticas de recortes de gasto público, aún cuando ha protestado por la manera indiscriminada e injusta de tales recortes.

Con el gran respeto que le tengo al profesor Oliver, tengo que indicar que estoy en profundo desacuerdo con él. Soy consciente de que esta lectura de la realidad es la más común, pero ello no la hace más creíble o certera. En primer lugar, el euro nunca estuvo en peligro. Si hubiera estado en peligro, hubiera caído en picado el valor de tal moneda, cosa que no ha ocurrido. Aunque se devaluó frente a otras monedas, como el dólar estadounidense, el euro jamás bajó más en el valor que tenía cuando se estableció (ver mi artículo “El euro no está en peligro. El bienestar de la población sí que lo está”. El Plural. 26.12.11). En realidad, el descenso del euro fue un cambio positivo para la economía real productiva, pues facilitó la mejora de las exportaciones a zonas que comercializan con los países de la Unión Europea. El que la banca y el establishment europeo clamaran que había que implementar políticas de austeridad a fin de salvar al euro, no quiere decir que el euro estuviera en peligro. La Banca y el Banco Central Europeo (BCE) perdieron credibilidad desde hace mucho tiempo.
saludos
Xavi Monegal

Carlos Osuna Linn dijo...

En cuanto al descenso de los intereses de la deuda pública, ello tiene poco que ver con las políticas de austeridad. El hecho más importante que ha ocurrido para explicar tal bajada no es la reducción del déficit del Estado español, sino la decisión del Banco Central Europeo de comprar deuda pública española en los mercados secundarios. Esta decisión ha sido la que ha determinado la bajada de tales intereses. En realidad, el nivel de los intereses es modificable y depende de causas políticas. Contra lo que el profesor Oliver indica, no son los mercados financieros los que determinan el nivel de los intereses de la deuda pública. Este nivel es más una variable política que económica. Y puede modificarse fácilmente mediante la intervención del BCE. Éste, que es en la práctica un lobby de la banca, modula sus intervenciones con el objetivo de alcanzar lo que desea, como la privatización de los servicios, la desregulación de los mercados laborales, la eliminación de los convenios colectivos y otras medidas que, en realidad, tienen poco que ver con la fortaleza del euro, y mucho que ver con los intereses empresariales de la banca y otros elementos del capital financiero. Baste sólo con leer las declaraciones del Presidente del BCE, Mario Draghi (que había sido Vicepresidente del Banco Goldman Sachs) a la revista Wall Street Journal (24.02.12) en el que, con toda claridad y contundencia, indica que “la Europa Social es inviable”, señalando que la era de la Europa Social ha terminado. Todas las condiciones que el BCE está poniendo a España para que intervenga es que reduzca más y más el Estado del Bienestar, instrucciones que el gobierno Rajoy está cumpliendo a pies juntillas. Creerse que bajar tal gasto público hará recuperar “la confianza de los mercados” es de una ingenuidad que queda claramente en evidencia con lo que está ocurriendo en España. Por desgracia, pocos fuimos los autores que denunciamos estas políticas fiscales cuando se presentaron como la solución a la gran recesión. Hoy, los hechos nos han dado la razón. Sería de desear que economistas como Josep Oliver, que sin lugar a dudas piensan en sus propuestas mejorar la calidad de vida de las clases populares, se dieran cuenta de ello lo más pronto posible.

saludos

Carlos Osuna Linn

Anna Dorribo dijo...

El Fondo Monetario Internacional nos dice que vivimos más de lo esperado y que es necesario rebajar las pensiones y retrasar aún más la jubilación. A faltriqueras llenas, lo dicen con todo el impudor de los que solo ven el mundo y la vida a través del dinero. Debemos morirnos antes. Para esto ha servido ir a la Luna, incrementar el armamento nuclear o no hasta niveles de posibilidad de destrucción total, clonar, investigar con células madre, fabricar alimentos transgénicos o curar enfermedades antes imposibles. Por lo visto somos demasiados y tercos con la vida.
Nos metieron en Europa con gran pompa y ahora no saben cómo salir de la trampa. Nos declaramos siervos de los poderosos europeos, y ya se sabe cómo son de generosos los amos.
Son incapaces de enfrentarse a los bancos, reales dueños del país y del mundo, y cuyos directivos y consejeros son escarnio del trabajador español.
Existe gente de solidísimas creencias democráticas que reniegan con furia y razón de los políticos. Se matan entre ellos, y empieza a tomar cuerpo la opinión de que todos, todos, no solo peperos y socialistas, son iguales, solo van a lo suyo, que es el poder por el poder.
Los perceptores del paro son auténticos mendigos de incierta limosna.
Los españoles vuelven a emigrar, como antaño pero altamente cualificados, y ya envían anualmente más de 5.000 millones de euros a sus familias.
Encontrar trabajo es una quimera, y mantener el que tienes es una zozobra existencial.
La sanidad se degrada y se privatiza en negocio, la enseñanza también, no teníamos derecho a recibirlas por encima de nuestras posibilidades de ciudadanos vagón de cola. Porque los ricos, eso y ésos sí, no sufren la menor molestia por parte del poder político, su mentor y protegido, mientras 12 millones de españoles viven en la pobreza y otros tantos en la angustia.
Que no desahucien a alguien y a su familia de su vivienda es una victoria, frente a estos grandes defensores precisamente de la familia y del rosario.
Rápidamente unos acuerdan restringir los derechos de las mujeres a interrumpir su embarazo, y los otros se oponen.
Legislan y legislan al tun-tun y a lo loco y con precipitación, perdonan a los delincuentes, fiscales o bancarios, claro, hacen como que les preocupamos, se pasan el día buscando sevicias que llaman soluciones, les importa un rábano que España sufra y llore, ellos son los redentores elegidos. ¿De qué posibilidades extralímite esta chusma dice que hemos vivido o vivimos por encima, si son incapaces de coordinar y equilibrar riquezas y miserias?
saludos

Anna Dorribo

Juan Martin Aleaga dijo...

Una consecuencia de las políticas neoliberales llevadas a cabo en la mayoría de países de la OCDE desde la época del Presidente Reagan en EEUU y de Margaret Thatcher en Gran Bretaña, ha sido la enorme concentración de las rentas en aquellos países, alcanzando niveles desconocidos desde la época que precedió a la Gran Depresión a principios del siglo XX. Un caso claro es EEUU. En el año 1929, el 1% de renta superior de la población tenía el 24% de toda la renta del país. Las reformas New Deal introducidas por el Presidente Franklin Roosevelt (que es todavía hoy el Presidente más popular que ha tenido EEUU), que consistieron en el establecimiento de políticas redistributivas, en la introducción de políticas sociales universales (como la Seguridad Social), en facilitar la sindicalización -que causó un gran aumento de los salarios-, así como en el aumento del gasto público en inversiones en la infraestructura del país, -creando gran cantidad de empleo- determinaron una reducción muy notable de tal concentración de las rentas y riquezas. Las políticas redistributivas se mantuvieron durante el periodo 1934 a 1978. Incluso durante la administración Republicana del Presidente Eisenhower, el 1% superior de la población (los súper ricos) pagaron en impuestos por sus ingresos casi un 80% de su renta.

Tales políticas cambiaron desde el establecimiento del neoliberalismo, a partir del Presidente Reagan, introduciéndose medidas opuestas a las realizadas en la época anterior. La progresividad fiscal se diluyó, los programas de carácter universal se redujeron y los sindicatos fueron debilitados como consecuencia de intervenciones públicas (tales como la desregulación de los mercados laborales) que determinaron, de nuevo, una enorme concentración de las rentas, alcanzando su máximo de nuevo en el año 2008, cuando poseyeron de nuevo el 28% de la renta nacional. Esta enorme concentración de las rentas creó un problema económico mayor. Esta concentración se consiguió a base de la reducción de las rentas del trabajo, creando con ello un problema de demanda de mayores proporciones. Como había ocurrido en los años veinte del siglo XX, la polarización de las rentas en aquel momento causó la Gran Depresión, de una manera semejante que ahora esta concentración ha originado la Gran Recesión.
Juan Martin Aleaga

Rafa López Caseros dijo...

Uno de los efectos Pavlov de los catalanes es el que se produce después de nombrar a Aguirre. Es mentar a doña Espe y las lenguas catalanas salivan, preñadas de improperios. Y sin embargo creo que Esperanza Aguirre es una mujer a la que hay que escuchar sin prevenciones, porque a menudo sorprende al personal. Incluso para combatir sus ideas, hay que dotarse de un grueso argumental considerable, porque nunca es banal. Tampoco lo ha sido esta vez, y el debate autonómico que ha abierto en canal, por mucho que lo intente frenar Rajoy, será el más importante de los próximos tiempos.

Qué hacer con el juguete roto de la España autonómica, that's the question... Y la cuestión la resuelve la presidenta de Madrid por la vía de retornar al Estado las competencias autonómicas más sustanciosas, con la doble finalidad de desdoblar organismos y reducir costes. Hasta aquí nada que objetar, porque es evidente que el invento que se sacó de la manga el ínclito Clavero Arévalo, con la aquiescencia de una parte de la oposición antifranquista, ha devenido un auténtico monstruo. Un monstruo que nació ya deformado, porque su objetivo no era dotar de poder político a los pueblos que conformaban España, sino justo lo contrario, diluir dichos pueblos en una especie de magma que los intentaba engullir por la vía de la más burda asimilación. Nadie que fuera políticamente serio podía justificar ese invento más allá de la voluntad de convertir el anhelo soberanista de catalanes y vascos en un papel mojado. A pesar de todo, los vascos sacaron mejor tajada del melón de la transición, quizás porque tuvieran más claridad en saber qué patas eran fundamentales, es decir se quedaron con la seguridad y con la fiscalidad, esas que nos quisimos los catalanes porque "fisco y policía" no era popular... Y fue así como la lucha histórica de nuestras naciones para dotarse de soberanía se convirtió en una especie de rasero que inventó himnos, estandartes, despachos y poder allí donde nunca había existido ni tal poder ni tal reivindicación. De esa distorsión ideológica nació un Estado multirrepresentado que creó auténticos reinos de taifas donde todos querían tener aeropuerto, televisión, estación de AVE y una indecible cantidad de funcionarios que dieran contenido a la inesperada soberanía cedida.

saludos

Rafa López Caseros

Andrés Moragas dijo...

El gobierno anuncia unos presupuestos de sangre, sudor y lágrimas, y los mercados se lo agradecen hundiendo la bolsa y montando la prima de riesgo en un globo estratosférico. Luego llegan los analistas para debatir la paradoja y dicen que si la amnistía fiscal hincha las previsiones o que si las autonomías generan desconfianza (a lo que se agarra doña Esperanza para proponerse como capitana valiente). Pero otros expertos apuntan al agotamiento de la última inyección de liquidez del BCE y a las perspectivas negativas de toda la zona euro. Y no falta quien relacione todo ello con la desaceleración del crecimiento en China, que por algo somos globales y globalizados. Aunque la conclusión más aparente es que nadie entiende nada y todos dan palos de ciego.
En el largo amanecer de la especie, nuestros antepasados se acostumbraron a observar las coincidencias y a interpretarlas en términos de causa y efecto. Es decir: a identificar casualidad con causalidad. Fue así como relacionaron determinados rituales danzantes con la caída de la lluvia, la violación de los tabús de la tribu con el flagelo de plagas y calamidades, o el aspecto de las vísceras de una inocente paloma con los acontecimientos del futuro inmediato. Hasta hace bien poco, los grandes jefes militares acudían a oráculos y augures para conocer las expectativas de victoria en la batalla que iban a emprender. Y si caían derrotados no dudaban a atribuirlo a la voluntad de los dioses. O de los elementos.
Hoy se utiliza la misma lógica para interpretar los vaivenes de los indicadores financieros. Ponemos la radio cualquier tarde y nos informan de que el Ibex ha subido impulsado por los buenos datos de la exportación de pingüinos en Madagascar o que se ha hundido arrastrado por la caída del nivel de confianza de los consumidores húngaros. El cronista junta los hechos de la jornada y los relaciona sin más, como si esos y solo esos fueran los protagonistas de las interacciones. El día en que se elabore un indicador del nivel de migraña de los brokers tal vez descubramos una relación inversa entre sus oscilaciones y las del Down Jones, aunque será discutible la atribución de los papeles de causa y efecto. Tal vez sea hora de reconocer que, simplemente, a bote pronto no sabemos por qué pasa lo que pasa. Y a la larga, tampoco: aún hoy se discute sobre cómo y por qué el crack de 1929 se transformó en la Gran Depresión.
saludos Gloria
Andrés Moragas