Estimados amigos y amigas:
Ya lo han conseguido, Sagunt a escena ha desaparecido. La derecha no perdona, no pudieron tirar el Teatro pero si han acabado con su Festival. Es amargura, desánimo, sinsabor, por no decir directamente rabia manifiesta, cuando se usurpa la identidad lograda, cuando se canjea por viles monedas políticas los logros del prestigio y el reconocimiento, es lo que siento.
Ya no tenemos más Sagunto a Escena, hasta el año pasado en letra pequeña, este año ya llamado Festival d'Estiu de Teatres. Vaciarlo de identidad, es el primer paso para desmontarlo y llevarlo donde políticamente les convenga, al no estar ligado por su nombre ni a la ciudad ni a los grandiosos monumentos que lo acoge como es, el Teatro Romano por un lado y la Nau (antigua nave de talleres de Altos Hornos del Mediterráneo) por el otro, de eso sabemos mucho los saguntinos, el PP siempre ha utilizado nuestra ciudad y a sus vecinos para vender ilusiones que nunca han llegado, primero Zaplana con su recua de conselleres y desgraciadamente desde ya demasiados años Camps.
Tengo que reconocer que no me produce mucha sorpresa, sí me produce mucha tristeza. No me sorprende, pues para la política general del PP, de la derecha valenciana y sus ejecutores del Ayuntamiento y de la Generalitat, la cultura,
como valor de creación de las bases más sólidas de una sociedad, no les interesa ni les importa, estoy convencida que si fuera un tema urbanístico ni el Sr. Castelló ni el Sr. Camps lo hubieran dejado escapar. Les valió el macro proyecto de la Ciudad de las Artes Escénicas, para unas elecciones y mientras la Reina fuera pomposa Madrina de una Fundación creada para nada, pero con personal bien pagado hasta la actualidad.
Grave responsabilidad tiene y tendrá en esto, el actual Alcalde, el compañero y valedor de Camps, que no hace más que agachar la cabeza y aceptar sin más que le manoseen la ciudad, le cierren la Nau, el cambien el nombre el histórico Festival. Cómplice necesario, engreído ficticio y/o corto útil, según les convenga. Pero siempre para que la ciudad y sus ciudadanos y ciudadanas sigamos perdiendo, poco a poco, lo que es nuestro, de todos y todas.
Pero más allá de estos manoseos, manipulaciones, maniobras, lo más grave no sólo a nivel saguntino, si no como Comunidad, es el desprecio del PP por la cultura
como valor. La cultura no tiene precio y mucho menos cuantificable en un ahorro de 400.000 euros, porque la creación y el desarrollo cultural es el substrato necesario e imprescindible para que un pueblo se desarrolle y crezca.
Tomemos conciencia, cada vez somos menos. Menos cultos, menos creativos, menos sabios, menos educados, menos leídos, menos competentes, menos preparados y en esa misma medida, menos libres, menos iguales, menos solidarios. Es el fruto del recorte del Camps para la cultura, pero
sí a la inversión para las vanidades, para eso no hay recortes ni crisis, es la pompa de la vanidad, de la insoportable levedad del ser político del PP valenciano. No es para mucha sorpresa, pero sí para mucha tristeza, el despilfarro fantasioso de los llamados grandes eventos, que no dejan de ser un circo moderno ambulante, que se asienta unas horas y se va, dejando solamente la huella de la carpa montada y desmontada para la ocasión, pero nada sustentable, ni valorable, ni edificante ni mucho menos, pedagógicamente destacado para el crecimiento personal y social.
Un saludo
Gloria Calero
4 comentarios:
De primero, una obviedad: es una salvajada colapsar una ciudad como Madrid con una huelga sin servicios mínimos y lo es aún más agredir y herir a cuatro empleados que querían trabajar. Pero como la gran mayoría de la opinión publicada se está quedando en este aperitivo, conviene conocer el resto del menú, que en cuestión de salvajes en Madrid hay variedad.
Es una salvajada previa a la de los huelguistas, es una ilegalidad manifiesta, romper unilateralmente un convenio colectivo en vigor, como pretende la Comunidad de Madrid. Es discutible la cobertura legal del tijeretazo de Zapatero a los funcionarios; muy probablemente, el tema acabará en el Tribunal Constitucional (esperen sentados). Pero esa rebaja del 5% a los funcionarios no incluyó a los trabajadores de empresas públicas porque no lo permite la ley. Por mucho que se repita, los empleados del Metro de Madrid no son funcionarios, por lo que el decreto ley que aprobó el Congreso no ampara su recorte salarial. En otras empresas públicas se han reducido las nóminas. Hace un par de días, por ejemplo, la agencia EFE pactó una rebaja. Pero fue tras una negociación con el comité de empresa, no saltándose el convenio y la ley.
Otra salvajada más: el derecho a huelga aún se regula por un decreto preconstitucional, hecho por Adolfo Suárez, que permite a la autoridad competente, que en este caso también es la patronal, fijar los servicios mínimos. Han pasado más de treinta años desde que entró en vigor la Constitución, y en esa carta que sólo es magna cuando conviene ya se habla de una futura ley de huelga que aún está sin aprobar.
Y también es una salvajada el victimismo político de la condesa de hierro, la que cometió la primera ilegalidad. Para Aguirre, encantada de volver al primer plano nacional, la reacción de los huelguistas permite alargar un pulso donde los madrileños somos rehenes. De ambos salvajes.
saludos
Carmen Lajorte Paez
La ley del Talión ha regido estos dos últimos días en la Comunidad de Madrid. Los trabajadores de Metro han incumplido los servicios mínimos como respuesta a la decisión de la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, de recortar sus salarios un 5%. Según los expertos, una ilegalidad ha dado paso a la otraLos trabajadores "tienen razón en el fondo pero no en la forma", lamenta un catedrático de Derecho Constitucional que prefiere no dar su nombre. Y es que la contestación de los trabajadores de Metro, que decidieron no cumplir con los servicios mínimos, también constituye una ilegalidad que puede cobrarse decenas de puestos de trabajo. Según recoge el decreto ley que regula el derecho a la huelga, la fijación de servicios mínimos en las empresas que presten una labor pública "de reconocida e inaplazable necesidad" corresponde a "la autoridad gubernativa", que "podrá acordar las medidas necesarias para asegurar el funcionamiento de los servicios". Se da el caso, sin embargo, de que en el Metro la autoridad política competente y la patronal son lo mismo: la Comunidad de Madrid.Los expertos coinciden en que tradicionalmente la Administración impone unos mínimos "abusivos" que los sindicatos impugnan y a los que se les ha dado la razón, pero después de varios años de contencioso legal, cuando el conflicto ha cesado. Otro experto dice que un 50% de servicios mínimos está bien para "urgencias sanitarias" pero que puede ser excesivo en otros sectores hasta llegar a "desnaturalizar" la causa de la huelga.
saludos María López
Estaba esperando su comentario. Yo he viajado al Teatro Romano muchas veces, a la Nau también. Al festival Sagunto a Escena. Algo de cultura tengo, por suerte, se venía venir... lo empobrecían poco a poco, lo publicitaban cada vez menos. Otros festivales similares, en escenarios que ni se comparan como el de su ciudad, tienen un éxito absoluto y se comenta de ellos en el mundo. El PP, la derecha, Camps y ese Alcalde desconocido que tienen allí, han cometido un atraco a mano armada. El robo de la identidad de un festival con el arma ideológica de la derecha para la cual la cultura es un problema, pues convierte a la gente en personas inteligentes y les permite seguir haciendo sus trampas y se les ocurre pensar en valores, no de metro cuadrado urbanizable, que es lo que le interesa al PP, sino de centímeros cúbicos de masa encefálica, es decir, cerebro. Me sumo a su rabia y su protesta. Este año, no pienso ir. Un abrazo y gracias por defender lo que nos hace personas.
Me hubiera gustado que el Tribunal Constitucional hubiese fallado una sentencia más favorable a las tesis nacionalistas de CiU o a las independentistas de Esquerra. Pero no porque yo tenga especial interés en el Estatuto, sino para ahorrarme la cansina letanía de quejas, la consabida enumeración de agravios y las trágicas llamadas a la unión del pueblo oprimido contra la intransigencia de España con las que van a bombardearnos.
Durante las próximas semanas vamos a asistir a la monótona carrera de otros años entre los diferentes partidos catalanes para ver cuál de ellos ama más a sus colores y quién expresa con mayor patetismo la intolerable situación que se vive en la Franja Catalana. En el frente opuesto tenemos que aguantar también estampas exóticas como la de la señora De Cospedal llamando fascista a Montilla. Que se lo llame yo, vale. Pero que se lo llame ella…
Es broma, es broma; yo no pienso que Montilla sea un fascista, pero sí creo que está exagerando un poco. En general, me da la impresión de que los políticos catalanes están sobreactuando. Y eso que Laporta no ha dicho nada todavía; igual está en Suráfrica, siguiendo a la Selección. Quiero pensar que los disparates que se están diciendo estos días son una obligada estrategia de cara a las próximas elecciones. Piensan que quien no se hinque de hinojos ultrajado no obtendrá suficientes votos porque los demás le acusarán de no tener suficiente sangre catalana.
Como siempre en el asunto de la reforma de los estatutos, me da la impresión de que los intereses de los políticos van por un lado y los de la gente por otro. Pero, tranquilos, no hay indiferencia ciudadana que no pueda combatirse con una buena oratoria.
saludos
Pep Camaños
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