viernes, 31 de diciembre de 2010

CARTA A LOS REYES MAGOS





Queridos Reyes Magos:
Me uno a la ilusión y la magia de millones de niños que de una u otra forma, escriben su carta con el temblor y la duda de si sus deseos se verán cumplidos, en esa mezcla de misterio y fascinación que sólo al despertar se resuelve, en el apurado rasgar con prisa los envoltorios, en la búsqueda de lo tan deseado.
La edad y la experiencia, queridos reyes, me impulsan a pedirles no ya juegos o entretenimientos, gustos o caprichos espontáneos, propios de la niñez y el mundo aun pequeño que en su inmensa mayoría, es el lugar donde se mueven, viven, conviven… es su mundo, el de la niñez. Mi mundo es la realidad, por eso estoy rodeada de personas, de ciudadanos y ciudadanas, de políticos, de empresarios, de bancos y financieras, de organizaciones sindicales, eclesiásticas… todo tipo de organismos nacionales e internacionales, por eso lo que les pido es distinto, pero quiero creer, casi con la ilusión de una niña, que es posible que algo de lo que tanto necesitamos llegue y no les voy a pedir que nos lo traigan, sino que nos impulsen a conseguirlo. Queridos reyes, les pido:

OPTIMISMO, lo hemos perdido, nos hemos resignado al pesimismo de que todo está mal, va mal y hasta irá peor.
INTELIGENCIA, pues hay muchos interesados en que nos desentendamos de la realidad y nos rindamos a un porvenir sin evaluar valores, conductas, antecedentes, historia. Inteligencia para saber apartar discursos interesados que no nos llevan a ningún lado.
SINCERIDAD con nosotros mismos, que miremos hacia atrás y tomemos consciencia que, cada cual en su medida, hemos participado de una fiesta ficticia sin importarnos para nada el coste del cotillón que desparramamos, incluso endeudándonos más allá de nuestras posibilidades más optimistas. Que esa sinceridad, nos haga ver, que la solución, ahora que la realidad es distinta, por múltiples factores, pasa por un aporte generalizado y no por una protesta generalizada, echando la culpa a unos pocos de una situación que ha distintos niveles hemos contribuido a generar.
Con Optimismo, Inteligencia y sinceridad, estoy segura que todo sería más fácil y nos ayudaría a crear un nuevo futuro más seguro y no culpar a quien quizás menos culpa tienen y mirar el futuro, no como el resultado de una reacción airada del presente –que suele acarrear errores que son horrores-, sino desde la perspectiva de quién defenderá mejor nuestros derechos y libertades, quien puede hacer mejor los deberes en relación a una economía sostenible que nos de bienestar y trabajo, inversión y desarrollo… y no especulación, corrupción, manipulación y mentira.
MEMORIA, sí, queridos reyes magos, mucha memoria. Sin memoria, el presente se convierte en peligroso escenario de insultos y acusaciones, sin distinguir que lo que hoy hacemos es porque es absolutamente necesario para garantizar un bienestar mejor sembrado en el sacrificio momentáneo que hoy se nos pide. Esa memoria que les pido, es para que recordemos quién o quienes han hecho más a lo largo de la historia a favor de los derechos, de los beneficios sociales, de los trabajadores, de la mujer, de la salud, de seguridad social, de la educación y quienes, por contrapartida, jugaron con el superávit a la fiesta del bienestar sin preparar el país para un futuro que se nos caía encima mientras ellos descorchaban champagne. Memoria la que peligrosamente, creo, hemos perdido o la tenemos enredada en una telaraña de egoísmo exacerbado bajo la tentación de que si yo me salvo o no me toca a mí, todo está bien, sin importar quienes o cuantos, queden en el camino.
FUERZA Y VALENTIA para luchar por un futuro mejor en beneficio, incluso, de los que no luchan o incluso, ponen dificultades para que cuanto peor mejor.
La lista sería, seguramente más extensa, pero con esto a los pies del árbol de la realidad, sería una fiesta para mí y para muchos más que buscamos una salida progresista sin demagogia, seria sin promesas vacías, responsable sin ilusionismos oportunistas.
Yo no quiero una España que no le importen los valores, los derechos, la verdad, la honestidad, la ética, la moral… lo que se dice y cómo se dice, lo que se hace y por qué y por quiénes se hace. Quiero una España seria y madura, coherente y valiente, solidaria y generosa. Tanto lo quiero, que hasta estoy dispuesta a creer, si hace falta, que los reyes magos no son los padres.


Un saludo
Gloria calero

5 comentarios:

Ignacio Boullón dijo...

Los transportes privatizados en Gran Bretaña no funcionan. No funcionan con la eficacia, seguridad y garantía que un país de su categoría necesita. Y en especial los transportes de uso colectivo, los trenes y los aeropuertos.
Gran Bretaña, con la mejor y más extensa red de ferrocarril del mundo, admirado y copiado en muchos países a principios del siglo XX, es hoy un lugar donde las inclemencias meteorológicas ganan la partida. Como en el siglo XIX, cuando un viaje tenía un alto grado de incertidumbre, pues no había ni la técnica ni la sabiduría para superar las voluntades
climatológicas.
¿Qué es lo que ha pasado a lo largo de estas últimas décadas para que las infraestructuras aeroportuarias no garanticen los desplazamientos y para que los trenes no funcionen? ¿Qué razones han llevado a que miles de ciudadanos estén durmiendo en los aeropuertos británicos?
La respuesta no está en la climatología sino en la gestión privada de estos. Y, una vez más, la situación de los miles de ciudadanos que no han podido pasar las navidades con sus familiares nos indica de forma clara y contundente que la gestión privada no es más eficaz en estos servicios. Al contrario, demuestran que las infraestructuras de transporte no pueden ser objeto de privatizaciones masivas. No pueden estar organizadas por la ley de la oferta y la demanda. Son servicios en donde, al ser monopolios, la libre competencia no existe.
La nieve actúa como espejo que muestra la acumulación de decisiones erróneas por parte de una administración pública que ha llegado a privatizar buena parte de sus infraestructuras de transportes. Al tener unos ingresos extraordinarios, esta medida les permitió en su día bajar impuestos, aunque la contrapartida, como se ha hecho evidente, ha sido bajar la calidad de los servicios de transporte, hasta el punto que no pueden dar respuesta a las necesidades de una sociedad del siglo XXI.
Privatizar no es garantía de eficiencia cuando a la cuenta de resultados no se le pueden imputar los gastos reales que requiere un aeropuerto en invierno, pues estos no permitirían tener los beneficios esperados.
Eso sí, los altos directivos tienen primas de más de un millón de euros
saludos

Ignacio Boullón

Ignacio Solís dijo...

Sobre las pensiones ha de existir algún dato nuevo que se nos escapa y que el Gobierno nos oculta para no alarmarnos innecesariamente. Posiblemente se prevea una explosión nuclear que acabe con la mitad de la población activa, una emigración masiva de españoles en edad de trabajar a la Patagonia o un drástico descenso de la natalidad debido a la nicotina, y de ahí la nueva ley del tabaco. La hipótesis de la hecatombe es la más probable ya que, en su defecto, habría que presumir que el Ejecutivo es una marioneta de Bruselas, el FMI, los mercados o del propio gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez, que además tiene cara de ventrílocuo. Un servidor se inclina por el cataclismo.

¿Cómo interpretar que en abril de 2009 Celestino Corbacho –que en paz descanse como ministro- afirmara que el sistema “es suficientemente flexible sobre la edad de jubilación” y descartara retrasarla a los 67 años como se pretende ahora? ¿Qué nuevas proyecciones demográficas aconsejan hoy lo que no era necesario hace dos años? ¿Es la estadística más rigurosa la que guía nuestros pasos o las estimaciones de Moody’s sobre las aes que han de llevar los bonos del Estado? Sería bueno que el Gobierno despejara estas incógnitas a los sindicatos, con los que ayer inició un maratón negociador, porque las centrales son comprensivas y entenderían lo del terremoto. Lo de Moody’s, en cambio, les resultará bastante más difícil de digerir.

Coleando aún el abaratamiento del despido y pendiente de un hilo esta reforma de las pensiones y la que hará de los convenios colectivos papel para envolver bocadillos, se antoja imposible convencer a los sindicatos de que no convoquen otra huelga general, que más que la expresión del descontento social parece el argumento que el Ejecutivo está buscando para demostrar a esos honorables inversores en deuda pública que la suya es una revolución liberal ante la que tendrían que quitarse el sombrero.

Ignacio Solís

Juan Ramos Gascón dijo...

La mayoría de los ciudadanos españoles eligió la primera cadena de TVE para comerse las uvas; “es tradición”, dicen algunos en ese breve lapso de tiempo entre un año y otro, en el que la irracionalidad de los deseos y la superstición se cuelan entre los recovecos de nuestra conciencia.

Con el objeto de preparar a los espectadores antes del momento cumbre, desde el mismo canal, el humorista José Mota protagonizó un aburrido desfile de chistes que pretendían resumir lo acontecido en 2010. Pero lo sorprendente sucedió al final del programa: unos caracterizados José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se preguntaban quién vencería en las elecciones de 2012; este interrogante se cerraba con la sentencia de unos señores en un casino: “Gane quien gane, ganaremos nosotros. ¡Gana la banca!”

Lejos de olvidarlo, el ex Cruz y Raya insistió en el comportamiento de nuestros ‘líderes financieros’ segundos antes de las doce uvas, ante el frío y la incomodidad de la presentadora vitalicia Anne Igartiburu, una señal de que no se trataba precisamente de una escena ensayada. Muchas empresas y marcas famosas matarían literalmente por poder enviar sus mensajes comerciales en el mismo momento en el que José Mota prometía meter en cintura a nuestros banqueros. No pudo pasar desapercibido.

Independientemente de lo que sea del humorista a partir de ahora –decir la verdad no suele salir rentable-, la anécdota refleja un probable fenómeno de descontento ciudadano en el que cada vez se habla más de los principales responsables de la situación económica. Si los creativos del programa de humor creyeron conveniente emitir esos mensajes, fue porque estimaron previamente que una gran parte de la población y de los espectadores potenciales coincide en el diagnóstico: la idea de “salir de la crisis” pierde cada día más sentido, ya que a lo que asistimos es al reforzamiento del sector bancario frente a la precarización y el camino hacia la pobreza de millones de ciudadanos que hace unos años tenían unos planes de vida totalmente diferentes.

Juan Ramos Gascón

Ana Josefina Estepona dijo...

“El tipo de interés que Portugal está pagando para poder financiarse en los mercados ha llegado a una cota tan alta que ha obligado a las instituciones de la Unión Europa a acudir en su rescate. Nuestra labor en estos momentos es la de permanecer junto al país vecino, al que vamos a ayudar con una inyección de liquidez; por su parte, la ciudadanía lusa ha quedado comprometida a aceptar la puesta en práctica de nuevas y profundas reformas que adecuen el potencial productivo del país al nuevo entorno y mejoren su productividad, como estamos haciendo ya nosotros. Lo que no debemos olvidar en ningún momento es que vamos a salir de esta situación con un crecimiento robustecido”.

No resultaría descabellado un discurso como este la semana que mañana comienza: las casas de apuestas financieras han bajado su pulgar ante la próxima víctima de la denominada “crisis europea de la deuda”. Pero el motivo de haber empezado el artículo con el anterior mensaje institucional -de elaboración propia- es el de mostrar que, a estas alturas, todos somos más o menos capaces de escribir una buena parrafada para la mayoría de nuestros gobernantes: el registro de palabras que vienen usando en las últimas fechas es muy limitado y ha sido repetido hasta la saciedad.

Es más: estas combinaciones de términos sobre los que no se profundiza en absoluto han pasado a tener vida propia, con un comportamiento autónomo respecto de sus emisores y receptores; son algo así como las plantas artificiales de ese paisaje gris -nuestro presente, nuestro futuro- que los incesantes flujos financieros necesitan para permanecer adecuadamente engrasados. No son como para tomárselas a broma.

Ana Josefina Estepona

guel Mora Anzúa dijo...

Los esfuerzos de Gobierno y sindicatos para encontrar un camino a la reforma de las pensiones son clave, pero esos árboles no deben tapar el bosque del sistema financiero, especialmente el de las cajas. La amenaza de sus vencimientos de deuda es acuciante, por eso hace semanas que el Banco de España las apremia a acudir al mercado mayorista. Hay que cubrir enormes cantidades y ventanilla ahora abierta puede volver a cerrarse. BBVA y Santander ya fueron la semana pasada, remunerando sus emisiones a un tipo caro, el 4,65%.

Las cajas tendrán que pagar más. Nunca fueron unas entidades comprendidas fuera. Es difícil explicar la ausencia de accionistas. La reforma en marcha –pueden convertirse en bancos- y las fusiones no aminoran la desconfianza de un día para otro. Los inversores internacionales no entienden las fusiones frías y menos aún la presencia de políticos al frente de las importantes.

Es el caso de Caja Madrid, donde de cara a esos inversores, ya no se sabe si es un acierto o un lastre la presidencia de Rodrigo Rato para pilotar la fusión más significativa. Los señores de los grandes fondos que marcan tendencia y conocen a Rato gracias a su paso por el FMI, aunque le palmeen la espalda no necesariamente le consideran la persona idónea para ultimar un proceso como el de la gran entidad financiera de España.

Estas semanas, de lo que pase con la emisión de deuda de las cajas dependerá la temperatura de nuestra economía, sometida al diagnóstico de alguien tan ciclotímico como el Doctor Mercado. Y los movimientos de Rato y de Fernández Ordóñez influirán tanto como los de Zapatero.
Los gestos de Rato y Ordóñez, como los de ZP

saludos
Miguel Mora Anzúa