viernes, 8 de julio de 2011

UNA SONRISA... Gandhi


Estimados amigos y amigas:
Este fin de semana quiero compartir con ustedes una sonrisa con este bello pensamiento que nos dejo Gandhi.

Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho.
Enriquece a quienes la recibe, sin empobrecer a quienes la dan.
No dura mas que un instante, pero su recuerdo a veces es eterno.
Nadie es demasiado rico para prescindir de ella.
Nadie es demasiado pobre para prescindir de ella.
Da felicidad en el hogar y apoyo en el trabajo.
Es el símbolo de la amistad.
Una sonrisa da reposo al cansado.
Anima a los mas deprimidos.
No se puede comprar, ni prestar, ni robar, pues es una cosa que no tiene valor, hasta el momento en que se da.
Y si alguna vez se tropieza con alguien que no sabe dar una sonrisa, sea generoso, dele la suya.
Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como el que no puede dársela a los demás.

Gandhi


Sean felices y no dejen de sonreir.
Gloria Calero

4 comentarios:

Pedro Martín Cospedal dijo...

1. Rubalcaba se convierte oficialmente en el nuevo candidato socialista a la presidencia del Gobierno con muchos gestos para la izquierda y una nueva definición, un nuevo lema: “Ambiciosos y realistas”. “No podemos prometer aquello que no podemos cumplir”. Es un intento por conjugar su presente como candidato con su pasado como miembro del Gobierno que, en mayo de 2010, viró 180 grados por la presión de los mercados. El discurso ha sonado convincente, a pesar de esa clara contradicción entre sus propuestas y lo que ha hecho el Gobierno en el que hasta ayer era vicepresidente primero.

2. Las propuestas son, eso sí, muy interesantes. Ha defendido recuperar el impuesto del patrimonio para las grandes fortunas (a favor, aunque conviene recordar que fue el PSOE quien lo eliminó). También ha insinuado un impuesto a los beneficios de la banca, aunque con una frase un tanto difusa (“pedir a bancos y cajas que destinen una parte de sus beneficios a la creación de empleo”). Se ha negado al copago sanitario y ha abogado por perseguir los paraísos fiscales y regular los mercados financieros con la ayuda de Europa.

3. Rubalcaba también ha tenido más que guiños con las protestas del 15-M (lo cuál demuestra, una vez más, el éxito de este movimiento que está logrando marcar la agenda y el discurso político). Ha propuesto abrir dentro del PSOE, en la conferencia política de después de verano, un debate para proponer una nueva ley electoral. “A mí me gusta el sistema alemán”, ha defendido. Es un modelo electoral muy interesante, con dos votos: uno para la lista y otro para el candidato.

4. Apenas ha habido palabras para el PP o sobre el PP de un Rubalcaba que ya ha dicho internamente varias veces que “hay que hablar menos de ellos”. En las últimas décadas, desde el “doberman”, la oposición a la derecha ha sido uno de los principales aglutinadores del voto socialista. El PP ha estado siempre muy presente en las campañas electorales del PSOE: la izquierda indefinida y con vocación mayoritaria contrasta mucho más cuando se opone a la derecha nítida. No creo que este argumento vaya a desaparecer completamente del discurso del PSOE, pero parece que Rubalcaba no quiere hacer de él su eje fundamental.

5. Sí ha tenido Rubalcaba una parte de su discurso que podría firmar en su letra (que no sé si en su espíritu) Mariano Rajoy: aquella dedicada a los “emprendedores” por los que dice estar dispuesto a “partirse el pecho” y para los que propone ayudas fiscales. Me llama la atención esa distinción entre “emprendedor” y “empresario”, ahora que la segunda está tan cargada de connotaciones negativas. Probablemente Rajoy y Rubalcaba discreparían sobre la definición de ambas palabras, que parecen sinónimos sin serlo.

6. No hay otro político en activo en España con la oratoria de Alfredo Pérez Rubalcaba. Es de los pocos que no parece hablar en borrador o que no recita impostado, con pausas que jamás haría en una conversación. Por el tono, ha parecido un mitin sin papeles, cuando es evidente que era un discurso muy medido y trabajado. En la forma, ha estado excepcional, especialmente si lo comparamos con cualquier discurso de Mariano Rajoy y sus latiguillos “como dios manda”.

7. ¿Hay partido entre PSOE y PP? Sigo pensando que es tremendamente improbable que Rubalcaba sea capaz de recuperar la enorme distancia en las encuestas que separa a ambos partidos, aunque el discurso de hoy sí sirve para transmitir moral a los desanimados militantes socialistas. Sí tengo clara una cosa: no me pienso perder el debate de Rubalcaba con Rajoy. Va a ser tremendo.

saludos a su sonrisa

Pedro Martín Cospedal

Luisa Ocaña dijo...

Todo químico sueña con dar nombre a una fórmula. Rubalcaba, doctor en Ciencias Químicas, desgranó ayer durante una hora y cuatro minutos (sin leer) su propia fórmula, que es política, el tiempo dirá si sólida, líquida o gaseosa. Lo cierto es que hilvanó un discurso minuciosamente preparado y lo soltó con la naturalidad de quien cree lo que dice, aunque sea consciente de que parte de lo que dice caiga en contradicción con lo que ha venido haciendo. Esa debilidad descontada (la contraposición entre los ajustes sociales y las propuestas de izquierda) la resolvió Rubalcaba combinando hábilmente ingredientes complejos como la responsabilidad, el pragmatismo, la gratitud y las emociones. “¡Gracias por todo!”, le dijo a Zapatero con el aplauso unánime de la dirigencia socialista, para explicar a renglón seguido que el actual presidente hizo lo que hizo “para que España no acabara como Grecia”. Una vez elogiada la inmolación, Rubalcaba pega el oído al asfalto del 15-M y promete “sólo lo que se puede cumplir”. Nada menos que: la banca tendrá que dedicar una parte de sus beneficios a crear empleo; las grandes fortunas pagarán un nuevo impuesto de patrimonio; habrá un control previo a los planes urbanísticos para evitar la corrupción; reforma electoral a partir del modelo alemán (circunscripciones más pequeñas y más proporcionalidad)… “Hagamos que suceda”, finalizó el autor de la #fórmulaRubalcaba. “Hágase”, dirá el progresista escéptico.
Luisa Ocaña

Ignacio López Esquembre dijo...

La campaña en prensa sobre las fotos en bikini de la ministra de Sanidad es “discriminatoria para la mujer”. “A los dirigentes políticos hay que calificarlos por su acción política y no por otros atributos”. Las frases no son mías, las firma María Dolores de Cospedal. Un aplauso para ella. Es de agradecer que, ante el machismo más rancio, se planten todos los políticos, sin importar más ideología que una idea compartida sobre la dignidad personal.

Lamento, eso sí, que sean las mujeres quienes más alto protesten para decir que basta ya. Por desgracia, este tipo de discriminación es transversal: está en la derecha y en la izquierda, arriba y abajo. Ni siquiera es una exclusiva masculina: hay también machismo en algunas mujeres. Por ejemplo, en la autora de ese “reportaje” a página completa en El Mundo que recomienda a la ministra Leire Pajín una dieta para perder “esos kilitos de más” o, en su defecto, “acceder a un posado metiendo tripa” en la playa “como Ana Obregón”.

¿Se imaginan un artículo similar a cuenta del bañador de Fraga, de Rubalcaba o de Rajoy? ¿Acaso ser ministro, o ministra, acaba con tu derecho a la intimidad? ¿Bajo qué criterios periodísticos se pueden justificar páginas y páginas sobre el día en la playa de Leire Pajín? ¿Es normal que cierta prensa española haya dedicado más espacio al bikini ministerial que a otra noticia de ese mismo día: que la candidata Yingluck Shinawatra ganase las elecciones en Tailandia y vaya a ser una de las aún escasas mujeres que presidirá un país?

Puede que el bikini y su cobertura informativa sea un mensaje de Pedro J. para Murdoch. Ahora que el magnate de la prensa ha cerrado News of The World, tal vez quiera invertir en el “periodismo de investigación”.
saludos
Ignacio López Esquembre

Manuel Cáceres dijo...

Empiezo con una confesión: Rubalcaba me conquistó. Seguí en directo su discurso de proclamación, y yo mismo me sorprendía de la sonrisilla tonta que se me iba poniendo. Pero qué haces, cuidado, que te pierdes. Y eso que lo escuché por la radio, que si lo llego a ver por la tele, lo dejo todo y me afilio.

Pero no, no, tranquilos, que ya recuperé la cordura. El hechizo se rompió en un rato. Es el problema de Rubalcaba: que su discurso fue bueno, pero el efecto sólo dura unas horas. Si hubiésemos ido a las urnas el mismo sábado, no digo que hubiese ganado, pero Rajoy se podía despedir de esa mayoría absoluta que hoy espera sentado. Pero no es así, e incluso aunque haya adelanto, las elecciones están demasiado lejos para estirar la buena impresión inicial: las bonitas palabras del sábado amarillean deprisa, y en un par de meses no quedará ni rastro de ellas en nuestra intención de voto.

Aun así, hay que reconocerle el mérito a Rubalcaba: es un artista componiendo temas con gancho. Su discurso fue como una de esas canciones que nunca reconoceremos que nos gustan, pero que todos acabamos cantando en la ducha o en el coche: como una canción pop, del pop más comercial y facilón, pero irresistible.

Donde los más fans ven una revolución musical, un nuevo sonido, yo veo la habilidad del que sabe crear estribillos pegadizos. No nos compraremos su disco, no le votaremos, pero lo tarareamos sin querer. Porque el hit de Rubalcaba tiene todo para triunfar como canción del verano, contiene todo lo que necesitamos oír: exigencia a la banca, impuestos a los ricos, reforma electoral, defensa de la sanidad pública…

Ya digo, la fórmula perfecta… Si no fuera porque, gracias a la misma orquesta de la que Rubalcaba ha sido miembro, la mayoría no estamos ya para baladas seductoras ni tenemos cuerpo para bailar. De modo que, pese a ser un muermo en el escenario e interpretar un estilo rancio de canción melódica, Rajoy seguirá teniendo más fans, mientras otros preferirán algún ejemplar de canción protesta, o buscarán músicas minoritarias y más atrevidas.
Manuel Cáceres